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La buena receta de Florentino Menéndez

El cocinero ovetense pasó de trabajar en La Gruta, Del Arco y De Labra a encargarse de los fogones de la Cocina Económica

Florentino Menéndez, entre los fogones de la Cocina Económica. LUISMA MURIAS

La historia del cocinero ovetense Florentino Menéndez Pereira condensa la esencia de las buenas recetas y el espíritu noble que hay detrás del acto de "dar de comer" a los demás. Y es que de los grandes restaurantes de la ciudad pasó a los fogones de la Cocina Económica, en los que, confiesa, "jamás sentí tanta satisfacción". Y eso sí, trabajando con la misma profesionalidad que lo hizo en los restaurantes de lujo por los que pasó. Una lesión de espalda cambió su vida, y él sostiene que "para bien".

Florentino Menéndez nació en Oviedo hace cuarenta y cinco años. Empezó en La Gruta con sólo 17 años, en 1989, "una buena escuela capitaneada por los hermanos Cantón -Ernesto, Benito y Valentín-, donde tuve la suerte de coincidir con grandes cocineros", recuerda ahora. En este emblemático restaurante el que más le marcó fue Miguel Francesa, del que fue durante siete años su ayudante. Con los años, el destino les hizo encontrarse décadas después en la Cocina Económica. Este último como voluntario.

Después de La Gruta, donde se curtió y aprendió todos los secretos de la cocina, sobre todo la siempre complicada de las multitudinarias bodas, pasó al restaurante Del Arco, donde aprendió otro concepto de cocina, "ya que los clientes eran menos e iban en busca de una cocina más selecta, elaborada y personalizada". Y en la plaza de América pasó otros diez años.

Después dio el salto a jefe de cocina, y lo hizo entrando por la puerta grande en el restaurante De Labra. Y en este establecimiento volvió a las bodas, y allí permaneció hasta el año 2015.

Pero una lesión de espalda le hizo buscar una vida laboral más tranquila. No había otro remedio. Un buen día lo llamaron de la Cocina Económica. "Y descubrí, nada más llegar, que esto para mí era más que un trabajo. El componente humano está por encima de todo y me llena más que los trabajos anteriores. Lo que se consigue aquí no se logra en otras cocinas, porque cocinamos para otro tipo de personas, pero que merecen la misma atención que las que se sientan en un restaurante de lujo. Por eso sigo cocinando y emplatando con la misma profesionalidad, y en este caso también con mucho cariño". Buena receta.

Es más, hay días en que preparan menús que para sí quisieran muchos establecimientos ovetenses. "Algunas veces llegamos a superar a restaurantes de renombre; como el día del Desarme, o hace poco cuando preparamos una paella de pescado y marisco y detrás entrecot con crema de manzana y patatas asadas", comenta con lógico orgullo.

Productos de primera calidad que son donados a esta centenaria institución por todo tipo de colectivos, desde personas privadas hasta cadenas alimentarias, pasando por empresas de catering y también restaurantes muy conocidos.

Todos ellos son los solidarios que permanecen con discreción en un segundo plano pero tienen nombres y apellidos.

Y detrás, siempre Florentino Menéndez, que se encarga de todo, desde administrar los productos que llegan a la Cocina Económica hasta elaborar los menús de la semana.

Con la llegada de fechas señaladas, como las pasadas Navidades, Florentino Menéndez sabe que se tiene que emplear más a fondo, si cabe, que durante el resto del año. Más de trescientos menús diarios, entre las comidas y cenas que se sirven en el comedor y las que las familias se llevan a sus casas. ¿Y para Nochebuena? El cocinero elaboró un menú espectacular: embutidos, langostinos con dos salsas, sopa de marisco, cachopo de merluza, lechazo y postres en los que no faltó el buen turrón.

Un trabajo, confiesa, que no podría realizar sin sus ocho ayudantes de cocina. "Son muy válidos y desde el primer día me lo pusieron muy fácil, pero lo más importante es el trabajo que realizan las hermanas de la Caridad, sin ellas todo esto sería imposible", concluye Florentino Menéndez.

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