Los pioneros de la agricultura ecológica en Asturias llevan veinticuatro años en el mercado del Fontán. En 1994 decidieron competir con las paisanas de toda la vida, las de la plaza, a base de ofrecer productos algo más caros y con certificado de calidad. La jugada les salió bien sin quitar demasiadas ventas al resto, consiguiendo nuevos clientes y logrando capear los peores años de la crisis económica. Ofrecen berzas, lechugas o nabos junto a detergente a granel o tintes naturales para el pelo. "Al principio chocaba, pero ahora los clientes están encantados con el sistema de grifo. Traen su botella y la rellenan con la cantidad de detergente que quieren".
Ana Abeledo está a diario al pie del cañón en "Ecoastur Agrícola" con su hija Andrea Yáñez. Es copropietaria del puesto junto a José Luis García y Santiago Pérez. Este último fue una de las primeras personas que se lanzó a cultivar de manera orgánica en la región (sin emplear productos químicos) en una huerta de Pruvia. Si algún comprador tiene interés en visitar el terreno, puede hacerlo. Los propietarios le invitan a conocer su sistema de cultivo. "No es tan raro que nos lo pidan. Muchos sienten curiosidad y se lo toman como una excursión", explica Abeledo, acostumbrada a responder todo tipo de preguntas sobre el origen y características de los productos.
La fruta y la verdura proceden de la huerta propia de Pruvia y de varios productores locales, mientras que en cuestión de hortalizas y otro tipo de artículos, los tenderos del Fontán también cuentan con firmas alemanas, francesas e italianas. "Intentamos que esto sea un supermercado de cercanía que mantiene la calidad todo el año", afirma orgullosa Abeledo. Ella entró como empleada en la tienda a los tres años de su puesta en marcha, una inauguración que coincidió con la remodelación integral del mercado de abastos.
Santiago Pérez y José García, por entonces con algún socio más, se hicieron con un local vacío de la plaza. A los diez años ampliaron el negocio y adquirieron un espacio esquinero animando a Abeledo, que era ama de casa, a asociarse con ellos. La última expansión fue hace dos años al conseguir otro espacio contiguo en el que no prosperaba una tienda de café y té.
El tipo medio de cliente ha variado en los últimos tiempos coincidiendo con el boom vegano. Cada vez más personas renuncian a la carne y al pescado y optan por tomar tofu, seitán o hamburguesas vegetales, presentes en este puesto del Fontán. Hombres y mujeres de treinta y tantos o cuarenta y pocos aguardan tras el mostrador a la vez que padres de familia y ovetenses de avanzada edad a los que el médico les ha recomendado reducir el consumo de grasa. Además, un importante porcentaje de clientes es invisible. Encargan los tomates ecológicos o el detergente sin química del Fontán por internet.
