Clientes y vendedores de las poco más de 40 tiendas del Calatrava discrepan sobre los efectos de la adquisición del centro comercial por un nuevo grupo. La compra del espacio comercial por un fondo de inversión británico, adelantada ayer por LA NUEVA ESPAÑA, ilusiona a compradores deseosos de una oferta atractiva, pero hace dudar a los comerciantes y trabajadores, recelosos de que los buenos propósito de los flamantes propietarios lleguen a consumarse.

Los más pesimistas echan la vista atrás, concretamente hacia 2014, y temen que la historia se repita. Recuerdan las expectativas generadas entonces por la llegada del grupo Alpha Real Capital para levantar la decreciente actividad de un equipamiento propiedad hasta entonces del grupo holandés Multi Development.

Ahora, las intenciones del entrante grupo Estabona Management de crear cines y reclutar a nuevas marcas les genera más bien incredulidad. "Hasta que no lo vea no me creo nada de nada", declara un comerciante instalado en el centro desde prácticamente sus inicios.

De hacer algo, empresarios y trabajadores abogan por "dar un gran vuelco" a la situación actual, caracterizada por el vacío de contenidos. "Si van a hacer algo debería ir orientado al ocio y especialmente al público infantil, pues es el que de verdad tira", comenta una trabajadora, basándose en experiencias relativamente exitosas. "Las pocas apuestas hechas para los niños tuvieron éxito y trajeron mucha gente", defiende la empleada.

Mucho más optimistas se muestran los compradores asiduos. Confían en las posibilidades de resucitar un espacio "céntrico, cómodo y a techo, a diferencia de la calle Uría" y se basan en la experiencia de otros complejos de la región. "Soy una asiduo a todos los centros comerciales y he visto cómo los que han dado un cambio a su modelo se están recuperando", declara el vecino de Pumarín Pedro Pascual. Él mismo ve en el cambio de propiedad la agitación necesaria para dar una vuelta de tuerca al Calatrava. "Seguro que la entrada de gente nueva trae consigo ideas interesantes", sostiene.

Patricia Pérez prefiere el Calatrava por delante de otras alternativas comerciales del centro de la región. Destaca la disponibilidad de aparcamiento y la ubicación del complejo de Buenavista como puntos fuertes y se muestra esperanzada de que el cambio de manos resulte positivo. "Confío en que den más movimiento, puesto que últimamente esto está demasiado desangelado", indica, apuntando a las nuevas tiendas como un cebo necesario para que los planes de los próximos gestores lleguen a buen puerto.

La demanda de nuevos cines y las facilidades a las marcas para retornar y rellenar los 146 locales del equipamiento son las principales sugerencias de vecinos, visitantes y comerciantes de Buenavista. Peticiones coincidentes con las prioridades marcadas por Estabona Management en su nueva andadura y que son aplaudidas por los consumidores. "Es un acierto porque hace falta subir muchas persianas y la gente demanda oferta de ocio", defiende María Gutiérrez. Esta vecina del Cristo lamenta la progresiva conversión del centro comercial en un espacio para pasear bajo techo entre locales cerrados y ansía poder disfrutar de nuevas ofertas. "Vendrá bien para todos", añade.

Menos convencida se muestra Elena Moisa. Del mismo barrio que la anterior, ve en la llegada de las nuevas inversiones un último examen sobre el acierto de las administraciones a la hora de apostar por el centro comercial. "Si hacen cosas y la gente sigue sin venir quedará demostrado que el problemas es la falta de gente y dinero para tanto centro comercial", declara la mujer, convencida de los porqués del fracaso de las rebajas en el complejo. "La mayoría de la gente viene a 'descambiar' de la Navidad porque para hacer compras ya no queda nada", asegura.