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La última luna de Casa Domitila

El bar más antiguo de Oviedo, derribado el pasado día 2, fue lugar de partida y tertulia, además de comedor gratuito para los obreros andaluces que levantaron Ventanielles

Derribo de Casa Domitila. MIKI LÓPEZ

Ahora es una pequeña explanada a la entrada del Palais, pero siempre fue un chigre con vivienda en la planta alta y bolera, juego de llave y de rana en el frente. Nadie sabe calcular la fecha exacta en la que se levantó el edificio de Casa Domitila que fue demolido por orden municipal el pasado día 2 de enero. Allí nació Alfredo Cuartas, quien fuera "defensor de Oviedo" y alcalde de barrio tras la guerra. Alfredo tendría ahora unos 120 años. Cuando vino al mundo aquello ya era un chigre familiar.

En 1942, Alfredo Cuartas alquiló el bar y la vivienda a José Fernández Martínez, hijo de Domitila. La licencia de apertura aún la conserva Francisco Álvarez Fernández, sobrino de José. En ella se puede certificar el pago de 121 pesetas el 28 de febrero de 1942 por abrir el negocio como bar. El alquiler de entonces era de 207 pesetas por todo el conjunto.

En 1949, en el piso de arriba nació Francisco Álvarez, más conocido en el barrio como Paco o Cuqui. "Viví allí hasta los 17 años, que nos trasladamos al edificio del Palais", rememora. La familia siempre tuvo el bar como referencia. Un chigre de barrio, lugar de tertulia en el que se jugaba mucho a la baraja antes de que existiese la televisión. No tener tele no suponía problemas. "Poníamos fuera una gramola en la que radiaban los partidos de fútbol", recuerda Paco. Todo ello regado con sidra y vino que calentaban el pico y la sangre: "Más de una vez alguno hizo trampas jugando a la baraja y salió de allí a palos".

Las anécdotas son muchas, "como cuando llegó uno con un gato para que se lo cocinase mi abuela (Domitila)", se ríe Paco. Aquel gato quedó toda la noche colgado del balcón de la casa. Suponían que así se moriría, pero al día siguiente el animal había desaparecido y el parroquiano se había quedado sin comida. También era Domitila lugar frecuentado por los soldados del cercano cuartel del Rubín, que cuando terminaban el servicio iban al bar a cambiarse de ropa.

Casa Domitila fue un caso curioso porque el bar no pasó de una generación a la posterior, sino al revés. Domitila se hizo cargo del bar de su hijo y allí estuvo hasta que falleció en 1978.

Domitila había llegado de Bones (Ribadesella) para trabajar de cocinera en Casa Modesta, pero al final acabó en el bar de su hijo. Allí no cocinaba, o al menos no lo hacía para el público. Eso sí, fueron muchos los andaluces que comieron allí. Habían llegado a Oviedo para construir el barrio de Ventanielles, al otro lado de la carretera, y muchos de ellos no tenían una perrona, así que Domitila les daba de comer sin cobrarles. "Hizo mucho por el barrio", aplaude Paco.

Toda la historia del barrio estaba concentrada en aquellas cuatro paredes que habían levantado los padres de Alfredo "el Parolu" y que más tarde arrendó a José Fernández Martínez, hijo de Domitila Martínez, que dejó su trabajo en los Almacenes La Panoya, en la calle Fruela, para hacerse cargo del bar. Allí trabajaron todos: el hijo, la madre, la hija Lola Fernández, y en los últimos años Paco, "Cuqui" Álvarez Fernández, que cerró el bar el 31 de marzo de 2015.

Paco Álvarez vivió siempre en el Palais. Está tan vinculado al barrio que recuerda como una noche le llamaron para que fuese a segar las fincas familiares. Había que recoger la alfalfa y el maíz, porque al día siguiente llegaban las máquinas para construir el edificio que allí se levanta desde los años 70 del siglo XX. El pasado 2 de enero estaba tomando un café y vio llegar la pala excavadora que iba a derribar la casa en la que había nacido y crecido. Se fue del barrio. No quiso verlo. El edificio estaba en ruinas, ya no daba más y no quedaba otra.

En aquel pequeño chigre, con argollas en el muro exterior para atar el ganado, hasta que un camión precisamente de ganado lo derribó, se vivió de todo. El último recuerdo que queda para una generación de ovetenses es la celebración de la luna de la cosecha, "Harvest Moon", un concierto celebrado en 2014 para homenajear a Neil Young. El lugar donde tanto se cantó y se rió, escuchó por última vez la música aquella luna de septiembre.

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