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El atracador del banco de Uría: "Pagaré esta condena hasta el fin de mis días"

J. F. H. remite una carta a LA NUEVA ESPAÑA pidiendo perdón a "familiares, amigos, conocidos y a todos aquellos que decepcioné"

El atracador del banco de Uría: "Pagaré esta condena hasta el fin de mis días"

Ya está en casa pero la vuelta a la normalidad no está siendo fácil. J. F. H., el hombre que desesperado y agobiado por las deudas intentó atracar un banco en plena calle Uría el día 4 de enero, carga ahora con una condena de un año y nueve meses, la que le impuso el juez, pero también con una mayor, la de haber cometido una locura.

Él mismo lo explica en una carta remitida desde la prisión de Asturias a LA NUEVA ESPAÑA el pasado viernes, tres días antes del juicio en el que se pactó que no volvería a la cárcel. Cuando el hombre, de 66 años de edad, escribió la carta, aún no sabía cual sería su condena en los tribunales pero concluía que la otra, la culpa, el remordimiento, no finalizaría "hasta el fin de mis días".

J. F. H. muestra arrepentimiento y pide perdón " a todos mis familiares, a todos mis amigos, a todos mis conocidos, a todos aquellos que decepcioné" y pedía que la carta no se hiciera pública hasta que no se dictara la sentencia. "No quiero que parezca un acto que me pueda beneficiar". Es un arrepentimiento sincero no un intento de ablandar al juez.

Tras el encabezamiento en el que pide perdón se puede leer: "No sé cual será mi condena, pero puedo asegurar que ya empezó a correr el fatídico cinco de enero (sic) cuando tomé la decisión más equivocada de mi vida, y no creo que finalice hasta el fin de mis días".

Es un texto breve. No necesita demasiado espacio porque lo único que pretende el hombre es pedir perdón. Lo mismo ha hecho con el banco que intentó atracar. El mismo día que entregó al funcionario de prisiones la carta para este periódico, entregó otra para el director de la sucursal de Bankia de la calle Uría en la que pedía perdón "especialmente a los chavales que estaban trabajando aquella mañana".

J. F. H. pasó las primeras horas en libertad en su casa, acompañado de sus hijos y derrumbado tras pasar 13 días en prisión. Ayer estaba contento tras escuchar el acuerdo al que había llegado su abogada, Susana Fernández Iglesias, con la fiscalía para que la pena fuese inferior a dos años y con la ausencia de antecedentes no tuviese que volver a prisión. Con el paso de las horas se fue desmoronando. Ahora le queda recomponer su vida e intentar saldar las deudas que le llevaron a cometer esa "locura". Amigos y familiares ya le han ofrecido el dinero y el apoyo para salir adelante.

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