El ovetense acusado de no presentarse a la mesa electoral del colegio de Pando para las elecciones de junio de 2016 aceptó esta mañana 900 euros de multa como "mal menor" frente a los 1.920 que le reclamaba la Fiscalía. El acusado aseguró que sí acudió al colegio electoral aquella mañana, pero se fue tras comprobar la asistencia del titular y se fue sin dejar el teléfono para posibles incidencias: "pequé de novato", señala.

El hombre, en paro y padre de una hija, asegura que tratará de obtener ayuda de los servicios sociales para hacer frente a una sanción para la que reclamó un pago fraccionado en un plazo máximo de 24 meses. De todos modos, ve indignante ser multado por unos comicios que finalmente no sirvieron para nada. "Lo peor de todo es que se tuvieron que repetir las elecciones", declara con cierto tono de humor.

La Fiscalía acusaba al ovetense de un delito electoral por no presentarse a las ocho de la mañana como suplente del primer vocal en una de las mesas electorales del colegio Germán Fernández Ramos, de Pando. En un principio, la Fiscalía le reclamaba 1.920 euros correspondientes a una multa de ocho meses con una cuota diaria de ocho euros. Finalmente, la defensa, a cargo de la abogada María Belén González González aceptó rebajar esa pena por una sanción de seis meses con una multa de cinco euros diarios.

El acusado aceptó la pena a regañadientes. "Es injusto porque estuve allí y no tengo porque ser condenado, pero del mal, el menor", declaró a la salida de la sala de vistas del juzgado de lo penal número 1 de Oviedo, quejoso de quedar como un delincuente por lo que considera un simple malentendido. "A cualquiera le puede pasar porque llegas allí y la información es mínima", apunta.

Aunque el acuerdo impidió que llegara a testificar, a la entrada del juzgado relató como asistió a la mesa electoral el 26 de junio de 2016. "Llegué había una cola de ocho o diez personas y pregunté que si eran suplentes", explicó para luego sostener haber entregado la notificación de su convocatoria para la mesa electoral "a una especie de coordinador que había allí".

El condenado lamenta no tener pruebas de su testimonio. "La única que lo sabe es mi madre, que me vio salir de casa aquella mañana, pero de poco sirve", se lamenta el vecino que promete "estar más enterado para la próxima".