El cocinero de un conocido establecimiento hostelero situado en la plaza Teodoro López Cuesta, en el barrio del Cristo, resultó herido grave ayer tras ser apuñalado por un hombre que entró en el local exigiendo el dinero de la recaudación y "esgrimiendo lo que parecía ser un arma de fuego simulada", según fuentes policiales. El empleado, que en ese momento estaba solo en el bar, se enfrentó al asaltante al darse cuenta de que la pistola no era verdadera, pero el delincuente sacó un arma blanca y lo acuchilló dos veces en el vientre. El hombre de 44 años, que responde a las iniciales E. A. R. y es de origen filipino, permanece ingresado en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Al cierre de esta edición había sido operado y se encontraba "estable" dentro de la gravedad, ya que ningún órgano vital resultó afectado por las cuchilladas. Al delincuente le seguía buscando la policía.

Los hechos tuvieron lugar alrededor de la una de la tarde. El local en el que ocurrió todo no abre los martes, pero el cocinero había acudido de igual forma para adelantar trabajo. "Seguramente había venido a limpiar o a colocar algo de compra", explicaba todavía nervioso David González Codón, el dueño del local y presidente de la junta local de la patronal hostelera Otea. "Lo más importante es que esté bien", repetía González Codón mientras la Policía Científica tomaba huellas en el local y peinaba los alrededores en busca de pistas. Los agentes encontraron el cuchillo en el interior del bar y también un cajón que había sido manipulado, entre otras evidencias. Según ha podido saber este diario, el ladrón se llevó un botín de 1.300 euros después de apuñalar al trabajador.

El delincuente entró al local por una puerta situada en la parte trasera del mismo, un acceso ubicado en una vía peatonal y sin salida en la que el tránsito es menor. En esa zona solamente está situada la entrada al local y la rampa del garaje de uno de los edificios cercanos. Las personas que atendieron inicialmente a la víctima, entre ellas Arturo Argüelles, aseguran que tenía "al menos una herida que se veía a través de la ropa" y que sangraba en abundancia. "Lloraba, estaba muy nervioso y se agarraba el vientre por la zona en la que tenía el tajo. Llamamos a emergencias y los médicos se presentaron aquí en un momento con la UVI-móvil. Lo atendieron durante un rato en el suelo y después se lo llevaron al hospital", explica este vecino todavía con el susto metido en el cuerpo.

Entre los nervios y el dolor provocado por las heridas, la víctima sólo acertó a decir en un primer momento que su agresor es "un hombre alto", sin más pistas, según relataron algunos de los vecinos que lo socorrieron. "Vino una señora corriendo y me avisó de lo que había ocurrido. Fui a toda prisa hasta el bar y ya estaba allí otro hombre ayudándole", señala Arturo Argüelles. "Estaba muy asustado y más pendiente de las heridas que de describir al hombre que lo había apuñalado", añade el vecino.

Rastreo

Los agentes que se personaron en la zona revisaron cada milímetro de los alrededores, buscaron cámaras de vigilancia cercanas para analizar sus grabaciones y se entrevistaron con vecinos de la zona para tratar de encontrar pistas que los llevasen hasta al autor de las puñaladas. "Pudo haber salido hacia la zona del ambulatorio porque por otro lado hay bares y establecimientos en los que a esa hora había bastante gente y nadie lo vio", afirma Arturo Argüelles. En medio del revuelo, los clientes de otro local situado en las inmediaciones del lugar de los hechos avisaron a la policía de que había aparecido una navaja sobre una de las repisas de la fachada exterior. Los agentes la recogieron con los guantes, pero ni siquiera estaba manchada de sangre y no parecía el arma utilizada por el atracador, que al cierre de esta edición continuaba siendo buscado por los agentes.

Lo ocurrido no tardó en correrse por el barrio. "Este es un ejemplo de la inseguridad que hay en la zona, ya sea de día o por la noche. Lo que tiene que haber es más presencia policial para conseguir un efecto disuasorio", solicita Ramón del Fresno, el presidente de los vecinos del Cristo.