A Emilio Sagi le gusta que se utilice el término "kitsch" para definir la estética que impera en escena durante la representación de "El cantor de México". Explica que define perfectamente lo que se ve durante la función y no encuentra ningún tinte peyorativo en la denominación. El título que abre el 25º Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo es "kitsch", resulta deliberadamente excesiva en lo que a decorados y vestuario se refiere y por lo que toca a la música y el libreto se presenta como "una fiesta".

Con esos antecedentes, hoy a las ocho de la tarde se estrenará en el Campoamor, recién llegada del teatro de la Zarzuela, esta opereta francesa cuyo reparto encabeza la actriz de ascendencia asturiana Rossy de Palma, en el papel de Eva Marshall. La versión que se verá en Oviedo está en manos de dos asturianos: el ya mencionado Emilio Sagi, en la dirección de escena, y Oliver Díaz, que se ocupa de la dirección musical, con la orquesta Oviedo Filarmonía y la Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo a sus órdenes.

Esta tarde es el estreno en el Campoamor, a las ocho, y ayer prácticamente se habían vendido todas las entradas. A media tarde solo quedaban algunas en anfiteatro y general, y lo mismo para la segunda y última función del sábado.

Emmanuel Faraldo (Vicente Etxebar), Luis Álvarez (Riccardo Caroni), Sylvia Parejo (Cricri), Manel Esteve (Bilou), César Sánchez (Señor Boucher) y Ana Goya (señorita Cecile) encabezan el reparto de "El cantor de México", una obra hecha por encargo y a la medida del actor Luis Mariano a mediados del siglo XX. La película que con ese título rodó en 1957 ha servido de inspiración a los responsables de esta producción y a los actores. Emmanuel Faraldo, sin ir más lejos, ha observado con atención la interpretación de Luis Mariano y en algunos aspectos la ha tomado como modelo. El número en el que canta "México", uno de los más populares, le debe mucho al tenor vasco.

"El cantor de México" fue estrenada en el teatro del Châtelet de París en el año 1951 y la producción que hoy se presenta en Oviedo es una colaboración entre el madrileño teatro de la Zarzuela y la Ópera de Laussanne, en Suiza.

En Madrid, el pasado mes de octubre, hubo veinte representaciones. La prensa especializada y la crítica reseñaron el montaje como un éxito y el público lo confirmó, llenando todas la funciones.

La función moviliza en Oviedo a cerca de doscientas personas, entre técnicos y artistas. Del teatro de la Zarzuela se han desplazado quince profesionales que llevan trabajando en estrecha colaboración con los trabajadores del Campoamor desde principios de este mes de febrero.

Durante la hora y media que dura la representación -con un descanso de veinte minutos por en medio- el programa musical de "El cantor de México" es de lo más ecléctico. Suenan vals, mariachis, boleros, canción popular vasca y fandangos. El argumento es fácil de seguir: hay un joven que sueña con triunfar como cantante, un golpe de suerte que se lo facilita y una historia de amor con final feliz.

Las dos representaciones de "El cantor de México" estarán precedidas por unas palabras en recuerdo a la directora cubana de orquesta Elena Herrera, muy vinculada a Oviedo profesional y personalmente y fallecida la pasada semana.