Las personas con movilidad reducida reclaman al tripartito que retenga la venta de localidades para sillas de ruedas al menos una semana antes de cada función en los teatros y salas públicas de Oviedo. La Asociación de Parapléjicos y Grandes Minusválidos (Aspaym) exige la reserva de plazas para discapacitados en el teatro Campoamor, el Filarmónica o el Auditorio Príncipe Felipe con el objetivo de que ningún ciudadano con dificultades para desplazarse se quede sin entrada con la excusa de que "ya se han vendido". Ninguna de estas tres instalaciones cuenta con butacas o espacios reservados para discapacitados. Lo que sí tienen son lugares habilitados en mayor o menor número para acomodar -si no están ocupados- a los usuarios de sillas de ruedas.

Según el vicepresidente de la Aspaym en Asturias y también concejal del PP, Eduardo Llano, su asociación se reunió el año pasado con representantes del gobierno local para trazar un plan de mejora de la accesibilidad en los teatros y escenarios. "Ya entonces exigimos la reserva de plazas especiales a precios populares. Si el único lugar donde puede acomodarse a alguien en silla de ruedas es en una platea, ese sitio debería costar lo mismo que una localidad más barata, por ejemplo, que una de general. Existen descuentos del 50% que lo facilitan, pero sigue sin haber butacas o espacios reservados. Las plateas se venden a personas sin problemas de movilidad reducida y a veces se agotan rápidamente".

El concejal de Cultura, Roberto Sánchez Ramos, reconoce haber mantenido varias reuniones con miembros de la Aspaym en las que se habló de la mejora de la accesibilidad, pero "nunca de la reserva de plazas o la retención de la venta de localidades para minusválidos". El edil asegura que "todas las salas (desde el Campoamor hasta el Filarmónica) son accesibles" y que el Ayuntamiento ha trabajado en los últimos años para mejorarlas.

La polémica sobre los asientos reservados para sillas de ruedas en los teatros y auditorios ovetenses surgió a raíz de la denuncia de Ramón Álvarez, publicada ayer por LA NUEVA ESPAÑA, en la que se quejaba de no poder ir a la Zarzuela porque no quedaban plazas disponibles adaptadas a su silla de ruedas. Ramón, de 78 años, también cuestiona el sentido de la rampa exterior de acceso al teatro "si luego es difícil para personas como yo asistir a un espectáculo".