Marta Valle, viuda del bombero Eloy Palacio, digería ayer todavía la última sentencia sobre el fallecimiento de su marido. Tras ver archivada la causa penal, el juzgado de lo social acaba de rechazar ahora también sus reclamaciones y las de sus hijos. La familia pedía una indemnización que, insiste, va más allá de lo económico y persigue honrar la memoria de Eloy Palacio. Pero la jueza ha insistido en lo contrario a la hora de dictar sentencia. Deniega la indemnización y culpa al trabajador de su propia muerte.

- Un palo terrible, supongo.

-Sí, me cuesta encontrar las palabras adecuadas, que expresen lo que significó para nosotros la sentencia del juzgado de lo social... Nos parece una sentencia indignante. Porque nosotros acudimos a la jurisdicción de lo social después de agotar la vía penal pensando que era más protectora o que en ese ámbito se entendería mejor la situación del trabajador. Pero vemos que ha sido todo lo contrario. La sentencia es incluso más dura que las conclusiones de la jueza de lo penal cuando archivó la denuncia. Porque ahí se había hablado de exceso de celo. Pero ahora la jueza aumenta los calificativos y habla de imprudencia temeraria y desobediencia de órdenes. En fin.

- Viendo cómo se había desarrollado el juicio, entiendo que no se lo esperaba ¿no?

-En absoluto. Parece increíble pero es como si hubieran sido dos realidades paralelas. Como si yo hubiera visto un juicio diferente. Porque yo escuché todas las declaraciones de los testigos. Escuché cómo los bomberos explicaban que no habían recibido ninguna orden de atacar desde el exterior el edificio. Se lo escuché decir a los bomberos que estaban en punta de lanza durante el incendio, que no había llegado ninguna orden, ni esa ni ninguna. Y también vi que quedó bastante clara la inexistencia de un protocolo de actuación, que se actuó en Uría de forma desordenada, que no había coordinación entre los servicios de emergencia.

- Pero la sentencia concluye que se desobedecieron órdenes.

-Y yo me pregunto de quién. Y qué órdenes. Porque el inspector Díaz Montes es el que dice que les había dado la orden de no bajarse de la cesta. Pero ante la policía declara que se lo dijo a Cuni (Juan Carlos Fernández) y a Eloy, y luego, cuando Cuni sale del hospital y dice que no, que esa orden no la recibió, cambia su declaración ante la jueza y dice que no se la dio a Cuni, que sólo se la dio a Eloy. ¿No es un poco chocante que sólo hablara con uno de los dos bomberos que se iban a subir a la cesta? ¿Y que nadie más haya escuchado esa orden? No sé, de verdad, en qué se basó la jueza para dar por hechos probados las órdenes. Por desgracia Eloy no está para confirmárnoslo. Pero Eloy, con 25 años de experiencia, no teniendo que ir a trabajar ese día, no teniendo vidas que salvar, es imposible que hubiera desobedecido una orden. Desgraciadamente, él no nos lo puede decir.

- Dice que no le gustaron algunas cosas del juicio.

-No entendí que nos pidieran que renunciáramos a dos testigos. Yo creí que estábamos allí para discernir cómo había sido el accidente, un accidente mortal. Pero la jueza, y usted lo escuchó porque también estaba allí, la jueza dijo en una ocasión eso de que "aquí prisa tenemos todos". Y sí, prisa se dio, porque tardó una semana en tomar una decisión y dictar una sentencia. Mi sensación es que las víctimas, cuando llegamos a la justicia, somos doblemente víctimas, en especial por esa forma de actuar de tener tan poca consideración con la familia, por esa prepotencia.

- ¿Lamenta no haber aceptado el acuerdo que le ofreció la aseguradora antes de iniciarse el juicio?

-Que dejen la indemnización para ellos. Es lo que pienso muchas veces. Pero es que yo lo que quiero es que quede claro que Eloy no fue el culpable de su accidente. Eso es lo principal. A mí, cuando me dicen antes del juicio que si queremos 200.000 euros, a mí me suena, me parece, que es un desprecio. Porque yo me hubiera conformado, yo hubiera aceptado, habría habido un acuerdo con el dinero, pero es que no se trata sólo de lo económico. Lo que yo quiero es que se haga constar que hubo una responsabilidad por parte del Ayuntamiento, que no fue culpa de Eloy.

- ¿No ha logrado nunca avanzar en esa negociación?

-No. Y lo que no me entra en la cabeza es que en un siniestro como fue el del incendio de la calle Uría, siga sin haber una investigación dentro del propio Ayuntamiento y siga sin haber un responsable o responsables y todo se lo achaquen a la decisión de un trabajador. Un trabajador, como explicó su compañero, que estaba cumpliendo con su deber, el de apagar aquel foco, para que no se extendiera a otros edificios. Y la única manera era bajándose. Y nadie les advirtió, a pesar de que se dijo que estaban allí arquitectos y técnicos municipales, nadie les advirtió del peligro real de que aquello colapsara. Tengo que pensar en mis hijos y, evidentemente, y por justicia, se reclama una indemnización. Pero no de esa forma. Si el Ayuntamiento y la aseguradora querían llegar a ese acuerdo, sabían que no era sólo económico. La forma en la que lo hicieron, las dos veces que nos ofrecieron dinero, el baile de cifras antes y durante el juicio... La sensación es que no están tomando el pelo. Me he sentido humillada constantemente.

- Ahora, entiendo, recurrirán. Y también queda el juicio por las responsabilidad patrimonial. ¿Se podrá avanzar más?

-Ojalá se puedan demostrar más hechos. Pero es que en este juicio se han entregado varios vídeos muy concluyentes y han declarado una serie de compañeros y se han probado una serie de deficiencias relativas a las emisoras, se ha dicho que no había forma de comunicarse con el jefe de bomberos... Pero la jueza no lo ha tenido en cuenta.