El párroco de San Isidoro, José Luis Alonso Tuñón, llamó ayer a los fieles a "luchar contra el aislamiento social y el abandono". Lo hizo al término de la procesión de la Soledad mientras los costaleros mecían el paso. Habían marchado durante dos horas por una decena de calles del centro y el casco antiguo sin una gita de lluvia. "Es un día doloroso. Ha habido 16 muertos y casi 2.000 heridos en Gaza. Dos ancianos han sido abandonados en un hospital madrileño después de salir de urgencias porque no tenían a nadie. La Soledad también es eso. Unámonos para evitarlo", dijo el sacerdote a la multitud en la plaza del Ayuntamiento.

Unas 160 personas participaron en la procesión. Costaleros, cofrades, damas con mantilla, niños, la Unión musical Principado e incluso cuatro bomberos de Oviedo formaron parte de una comitiva perfectamente sincronizada. Desde hace un par de años, cuatro personas se comunican por microauriculares para que nadie pierda el paso, conseguir que no hata retrasos y avisarse unos a otros en caso de urgencia.

El Hermano Mayor de la Archicofradía del Santo Entierro y Nuestra Señora de los Dolores es una de las personas que llevó intercomunicador. "Es muy útil para coordinar desde dentro la procesión", comentó poco antes de que el cabildo diese su visto bueno a la marcha: "Pinte como pinte hoy, hay que afrontarlo. Que sea lo que Dios quiera. Si llueve recortamos y si no, avanzamos". Esa fue la luz verde.

No fue necesario acortar el recorrido porque el sol les acompañó todo el tiempo y animó a la ciudadanía a salir a la calle. Centenares de personas hicieron un pasillo en la plaza del Ayuntamiento para recibir a la Soledad a su salida y regreso de la iglesia.

Algunos marcharon con botas de agua temerosos de que cayera un diluvio similar al de "la madrugá", otros fueron descalzos para cumplir una promesa y el resto optó por usar zapatos fuertes a excepción de las damas de mantilla española, que se pusieron tacones o zapato plano a juego con su luto riguroso. La Unión Musical Principado tocó el himno de España, la Dolorosa y la Soledad. Además, la interpretación de "Mater mía" en el momento de "la levantá" emocionó al público. Treinta costaleros alzaron sobre sus cabezas el paso y lo mecieron suavemente para, poco a poco, devolverlo a la iglesia. Los cofrades demostraron su destreza girando sobre sí mismos para facilitar la entrada de la imagen en un movimiento que ya se ha hecho tradicional durante la procesión y los niños tiraron pétalos de rosas en el trayecto final para honrar a la Virgen. Los aplausos cerraron la marcha.