La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

PEDRO POLLEDO PÉREZ | Librero e ingeniero informático, copropietario de la librería Santa teresa, que cierra sus puertas

"Está claro que la oferta cultural no es rentable; en nuestro caso ha sido así"

"De momento no me apetece demasiado lanzarme a otro negocio; nos animan a ser emprendedores y luego no hay respaldo de ningún tipo"

"Está claro que la oferta cultural no es rentable; en nuestro caso ha sido así"

Pedro Polledo Pérez, (Oviedo, 1966), viene de una familia de libreros, bien apegada a Oviedo y amalgamada a la ciudad, lo mismo que él. Este empresario, que estudió Ingeniería Informática y siempre se sintió más inclinado a las ciencias que a las letras, pone ahora punto y final a la aventura que inició a finales de 2013 con su socio Leonardo Prado, que fue hasta hace unos meses presidente de la Asociación de Libreros. Ambos reabrieron en la calle Covadonga la histórica librería Santa Teresa, que ese mismo año había cerrado sus puertas en la calle Pelayo. Ahora la falta de rentabilidad obliga a cerrar un negocio que no ha resistido la competencia con las grandes cadenas.

Alumno de la Gesta y del Alfonso II. "Pasé la etapa escolar en el colegio La Gesta y después hice el bachiller en el Alfonso II. Tras realizar la selectividad me matriculé en informática en FP y cuando terminé seguí en la Universidad. Siempre fui más de ciencias que de letras, aunque me imagino que el haberme criado entre libros habrá tenidos su influencia. Mi tío Alberto y mi padre, José Luis, ya fallecido, regentaban la librería Santa Teresa que era el negocio familiar. La tienda de la calle Pelayo cerro en 2013 y a finales de ese mismo año mi socio, Leonardo Prado, y yo, decidimos reabrirla con un nuevo formato en la calle Covadonga. Nos esforzamos en sacar adelante un modelo de negocio nuevo en Oviedo, pero que funciona muy bien en otras ciudades del mundo: una librería con café y una programación estable de actividades culturales vinculadas a la literatura. La experiencia aquí no ha resultado".

La difícil competencia con las grandes cadenas. "Abrimos con mucha ilusión, pero en los últimos meses ya nos dimos cuenta de que las cosas no iban bien. La campaña de Navidad fue bastante mala. El bajón principal en las ventas coincidió con la apertura de una gran cadena en las cercanías. También está claro que la oferta cultural no es rentable. Las presentaciones de libros apenas dejan beneficio. También se nota que la gente mira hasta el último céntimo. Nos estamos dando cuenta estos días con todo el proceso de liquidación. La idea es cerrar de forma definitiva la próxima semana. Nos queda ya poca mercancía y hay cosas que pueden ser devueltas a los proveedores y editoriales".

El informático que nunca llegó a ejercer. "Nunca llegué a ejercer la carrera de Ingeniería Informática. Estuve dando clases en una academia y lo dejé cuando montamos la librería. La verdad es que de pequeño siempre me gustó mucho leer. Leía sobre todo muchos libros de aventuras; la colección de los Cinco, Emilio Salgari... sobre todo cosas de entretenimiento. Reconozco que hoy en día es difícil hacer que un joven lea. Yo tengo una hija de quince años y entre los estudios que absorben la mayor parte del tiempo, el teléfono, el ordenador y tantas cosas que tienen al alcance no les queda tiempo para leer. Para mí era normal estar entre libros. Cuando empecé con este negocio apunté un montón de obras que me apetecía leer y al final, tampoco lo consigues".

Cambios de hábitos y una crisis que no se ha ido . "Noto que en la sociedad hay un cambio de hábitos que relega los libros a un segundo plano. No es tanto la competencia de los formatos digitales, que crecieron y se estancaron, como la existencia de otras fuentes de ocio, como los viajes. La gente se va de fin de semana con una oferta de vuelo barato y hotel que le cuesta lo mismo que un par de libros. Luego está la crisis que yo considero que no está tan finalizada como nos dicen".

Falta de apoyo a los emprendedores. "De momento no sé que haré. Lanzarme a otro negocio no me apetece demasiado. Los apoyos son nulos. Animan a la gente a ser emprendedora y luego no hay ninguna ayuda. Ni siquiera puedo acogerme a la tarifa especial de autónomos. Al final todo son trabas y eso desanima. En general, creo que debería haber mas facilidades para el mundo de la cultura. De todas formas estoy convencido de que el cambio será para bien".

Ovetense convencido. "Oviedo me encanta. Nací en esta ciudad y aunque ahora vivo en San Claudio, me consideró parte de ella. Lo que sí noto es que el centro a partir de las ocho o las nueve de la noche está totalmente muerto, no ves a nadie por la calle. La gente cada vez busca más las afueras para vivir, entre otras cosas por las posibilidades de ocio para los niños. La mayoría de la gente que reside en el centro es mayor. Incluso quien hereda pisos acaba yéndose a otras zonas".

Compartir el artículo

stats