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Las Cruces no conoce a San Isteba

Los vecinos rechazan los cambios más llamativos de la toponimia local al considerar que son "inventados" y que "nunca se utilizaron"

Las Cruces no conoce a San Isteba

"Tengo más de ochenta años y jamás oí a nadie llamar San Isteba a San Esteban de las Cruces". Sigifredo Muñiz García -de paseo en la soleada mañana de ayer por esta localidad ovetense, donde tiene una finca para matar el rato- se confiesa partidario de mantener o recuperar la toponimia tradicional asturiana, pero pone en seria duda la idoneidad de oficializar términos como San Isteba, ajeno y "extraño" para los vecinos consultados ayer por LA NUEVA ESPAÑA, todos ellos de edad y muy disconformes con el cambio toponímico acordado entre el Ayuntamiento de Oviedo y la Consejería de Cultura. "Mejor dedicaban el dinero que pagamos a todos a cosas importantes para San Esteban, como, por ejemplo, tener una ambulancia cerca", subraya María de los Milagros Pládena en el bar Montes. A su juicio, resulta "absurdo" que la localidad en la que ha pasado toda su vida pase a denominarse San Isteba por lo que considera "cursilerias de algunos".

Guillermo Toral Vázquez también se reconoce "indignado" por un cambio toponímico que ve "incomprensible" porque "eso de San Isteba no existe, es un invento de alguno para llevarse el dinero en lugar de dedicarlo a lo que reamente hace falta". Es más, Toral asegura que esa denominación no va a prosperar "ni aunque se ponga en los carteles".

Si San Isteba no cala en San Esteban de las Cruces, la decisión de que la Tenderina Alta y la Baja vayan a ser de Riba y Baxo tampoco ha sido recibida con agrado en este barrio del casco urbano. José Manuel Rodríguez, detrás de la barra del bar Madrid, asegura que la renovación toponímica aprobada por el tripartito ya ha sido motivo de tertulia entre sus parroquianos, sin que ninguno de ellos haya dado por buenos los cambios. "Muchos se ríen de ello y se lo toman a broma. Aquí siempre se ha dicho la Tenderina Alta y Baja y no creo que vaya a cambiar", apunta este hostelero.

José Luis García Carbajal, del colectivo Amigos de la Infancia de La Tenderina, integrada por la generación nacida en el barrio entre las décadas de los 40 y 50 del pasado siglo, tampoco respalda los cambios toponímicos. "Nunca oí Tenderina Riba o Tenderina Baxu, eso es un invento porque aquí siempre se dijo Alta y Baja". Según Alejandro Menéndez, también originario de la zona, "parece que el exceso que hubo antes con la castellanización de los nombres de los pueblos puede pasar ahora, pero a la inversa, con el asturiano".

La propuesta de cambiar la denominación de Ciudad Naranco por la de La Ciudá Naranco tampoco gusta en dicho barrio. Los vecinos creen que su aplicación no será efectiva y que no cambiará nada. "Nadie lo demandaba y todo el mundo seguirá diciendo Ciudad Naranco o Naranco como siempre se hizo", señala la vecina Purificación Alonso.

En la misma línea se pronuncia el también vecino de Ciudad Naranco Eduardo Salvador, aunque respeta a la minoría que decida acatar el cambio. "Entiendo que habrá algún partidario que lo llevará a la práctica, pero dudo que mucha gente diga a partir de ahora La Ciudá Naranco", sostiene Salvador.

La revisión aprobada el martes por el Pleno afecta a unos 1.300 términos, incluyendo algunos bilingües como Oviedo/Uviéu o San Claudio/San Cloyo. Se trata de una fórmula que, además de en la política, también tiene detractores en la calle. Es el caso, por ejemplo, de Andrés Lázaro, veterano dirigente vecinal de San Claudio, muy crítico con la asturianización de los topónimos. "La inmensa mayoría de los asturianos no conoce el bable y, sin embargo, se nos trata de imponer a todos", afirma Lázaro.

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