Los vecinos y comerciantes de Otero no consideran ninguna novedad el mal estado del firme en la plaza Julián Cañedo. Confían en que la reciente sentencia que obliga al Ayuntamiento a abonar 3.836 euros a un vecino que tropezó en con una rejilla de desagüe rota sirva de escarmiento para acometer la reparación de los numerosos hundimientos del espacio, aunque no tienen muchas esperanzas después de que el Consistorio denegase hasta 852 solicitudes de reparación por parte de un comerciante.

"No pararé hasta que se haga algo con este despropósito", declara el joyero Paco García, que cada semana registra en el Ayuntamiento una petición de reparación con la esperanza de obtener algún día premio a su insistencia.

De momento, los intentos de García por adecentar la plaza situada justo frente a su establecimiento siguen sin dar fruto. El argumento utilizado una y otra vez por la administración es el mismo. "No es una obra urgente", le responden en sus escritos los técnicos municipales, pero, aun así, el comerciante asegura que continuará insistiendo. "Seguiré registrando solicitudes al menos una vez por semana hasta que finalmente den sus frutos", declara el perseverante vecino de Otero.