"Mejor me voy, que tengo miedo de volver sola a casa a estas horas". Esta es la frase que más repiten las clientas de un pub de la calle González Besada en los últimos meses. La mayoría van allí a clase de baile latino los martes y los jueves por la noche. Entran a las 21.30 horas y se van en cuanto el profesor da las últimas indicaciones. Pero no siempre fue así. Antes de que desaparecieran tres mujeres asturianas y se supiera que al menos una de ellas murió asesinada, alargaban la velada y se quedaban hasta las once y media a tomar algo. Veinticinco de ellas participaron ayer en un taller gratuito de defensa personal organizado por el propio pub Chaquetón en colaboración con el club Taijitsu Asturias.

"Las quejas de inseguridad, temor e ignorancia sobre cómo reaccionar en caso de que alguien las agrediera iban a más y llegó un momento en que decidí hacer algo para que se sintieran mejor". Augusto Hurtado, el dueño del bar, cerró la lista definitiva del taller a los pocos días de anunciarlo, prepara otro para el próximo lunes y ultima los detalles de un tercer curso mixto.

Las mujeres que participaron ayer tenían entre 18 y 50 años, aunque el curso iba dirigido a mayores de 16. La benjamina, Covadonga Guinea, se apuntó "porque siempre es bueno prevenir" y porque hace poco que ha empezado a salir por la noche. "Nunca tuve sustos, pero quiero saber defenderme". A su lado, Carolina Pérez, de 50 años y primer dan de Judo, quería perfeccionar su técnica. "Alguna vez alguien me dijo una tontería por la noche o se puso pesado y supe cómo reaccionar, pero si pasara a mayores no tengo muy claro qué hacer".

En hora y media las alumnas aprendieron lo básico en defensa personal. Joaquín Muñoz, experto y séptimo DAN en taijitsu, explicó que la técnica "es algo así como un cóctel de tres elementos". Estrategia, evasión de conflictos y control corporal. Así, les aconsejó evitar las actitudes chulescas ante una provocación o tomarse a broma una amenaza. "Hubo quien primero se rió de que otro se colase en una fila, luego el que lo hizo se enfrentó a él y finalmente acabaron a puñetazos". También les enseñó trucos. Por ejemplo, el de las monedas. "Si os exigen dinero y tenéis monedas sueltas o la cartera medio abierta, tirádselas a la cara. De esa manera se alejará instintivamente".

Las alumnas se fueron con más confianza al ser capaces de deshacer el agarre de un agresor. Practicaron una y otra vez los movimientos de la técnica milenaria japonesa por parejas. Lo hicieron para zafarse de un ataque y para reducir a su asaltante. Muñoz, que también es el impulsor de un programa educativo sobre prevención y resolución de conflictos" les puso sobresaliente.