Lucía Fernández habla claro y sin rodeos. Esta gijonesa de 25 años estudiante de Derecho ejerce como trabajadora sexual, actriz porno y protagonista de una webcam erótica . "Me dieron una beca para irme a Barcelona y la prostitución me dio el colchón económico que necesitaba", después decidió seguir porque "los horarios y los medios económicos de mi trabajo no los podría tener en una actividad convencional". "En ocasiones mi jornada no supone más de media hora al día, eso me permite disponer de tiempo para organizarme y hacer otras cosas", añade. En una entrevista ayer para LA NUEVA ESPAÑA explicó que deja la prostitución para preparar los exámenes y luego vuelve. (Puedes leer la entrevista al completo aquí)

A Lucía, su nombre ficticio, le quedan cinco asignaturas para acabar la carrera de Derecho en el campus de el Cristo, después le gustaría opositar para convertirse en inspectora de trabajo. "Si saco las oposiciones dejaré mi trabajo, pero no porque no me guste o tenga un trauma, creo que sería simplemente abrir otra etapa de mi vida. Cuando era camarera nadie me preguntaba si quería dedicarme a eso toda la vida y a lo mejor no quería", puntualiza. "A lo mejor mucha gente decide dar el paso cuando nos escuchan hablar abiertamente del tema pero esa decisión debe ser siempre libre y siendo conscientes del estigma que supone ser trabajadora sexual", añade, "cuando te dedicas a esto pierdes amistades pero también te das cuenta de quién te quiere por lo que eres". Ella misma renunció a ir a clase regularmente para evitar los cuchicheos y las miradas. "Al final todos nos conocemos y yo tenía miedo de que mi actividad afectase al aspecto académico". Su familia, en cambio, sabe cuál es su trabajo. (Aquí te contamos cómo se lo tomaron en casa cuándo les comunicó que ejercía la prostitución).

Hoy Lucía ha hablado en el aula Magna de Derecho dentro de las jornadas "Prostitución, derecho y vulnerabilidad: Regular, evitar y prohibir", su objetivo era dar su visión sobre el mundo de la prostitución y las lagunas legales que lo rodean. "En España hay un limbo legal, yo podría darme de alta en autónomos pero mi actividad laboral no está reconocida y he decidido no hacerlo como un ejercicio de desobediencia civil".