Los vecinos de Olloniego lo calificaron en su momento como el "robo perfecto" y parece que el tiempo les ha dado la razón. Seis meses después del atraco a la sucursal de Liberbank -un asalto que se saldó con un botín de 190.000 euros- los autores siguen en libertad y la Guardia Civil no ha conseguido reunir las pistas suficientes para dar con su paradero, según ha podido saber este diario. "Por el momento todo sigue igual. Lo cierto es que no hay nigún detenido, aunque nunca aparcamos las investigaciones de este tipo y en cualquier momento podríamos obtener resultados", explican fuentes del Instituto Armado.

El robo se produjo entre las 22.40 horas del domingo día 5 de noviembre del año pasado y las 8.00 horas de la mañana siguiente. Los ladrones arrancaron de cuajo los barrotes que protegen una de las ventanas laterales de la entidad bancaria, reventaron el cajero automático y abrieron la caja fuerte situada en la oficina como si se tratase de una lata de sardinas para hacerse con el botín más cuantioso de la historia reciente del concejo, al menos en euros. Para encontrar un atraco de mayor envergadura, según explicaron en su día agentes veteranos de la Policía Nacional y de la Guardia Civil, habría que remontarse al 9 de julio del año 1979, cuando un comando integrado por componentes de la banda terrorista ETA se llevó más de 121 millones de las antiguas pesetas (721.214 euros) del Banco Herrero de la calle Fruela.

A pesar de que los ladrones de Olloniego se pasaron buena parte de la noche en el interior de la oficina bancaria, ninguno de los vecinos del pueblo escuchó ni un sólo ruido. Según se desprende de las investigaciones, los asaltantes utilizaron el mismo "modus operandi" que la "banda de la lanza térmica", un grupo organizado de delincuentes que reventó las cajas fuertes de varias empresas de Oviedo a finales del año 2015 sin que ninguno de sus miembros fuese atrapado por las fuerzas del orden.

Al igual que ocurrió en aquellos robos, los asaltantes de Olloniego desconectaron las alarmas y se colaron en el interior del banco, donde utilizaron estos potentes sopletes para abrir el cajero y una caja fuerte situada en el despacho de la directora. La "banda de la lanza térmica" mantuvo en vilo a las fuerzas del orden durante varios meses. Entre otros asaltos, los integrantes de ese grupo organizado consiguieron colarse en las oficinas centrales de la empresa Química del Nalón, en la avenida de Galicia. Aunque la cuantía del robo no llegó a trascender públicamente, los agentes que trabajaron en el esclarecimiento del caso aseguraron entonces que se trataba de uno de los asaltos de mayor envergadura en los últimos tiempos en la capital asturiana. Los investigadores nunca llegaron a sospechar que los ladrones de Olloniego fuesen los mismos.