Tradición, modernidad, magnífica técnica y, sobre todo, precisa belleza. El Ballet de la Ópera de París dejó ayer en el teatro Campoamor de Oviedo una bellísima muestra de su amplio y rico repertorio que mostró, no solo la calidad de sus bailarines, sino esa capacidad que solo tienen las grandes compañías de danza para transmitir la esencia de una actividad creativa que aúna movimiento y arte.

El Preludio, un paso a dos con coreografía de B. Stevenson y música de Rachmaninov, interpretado al piano por Andrea Turra y bailado por Bianca Scudamore (la primera bailarina australiana en el Ballet de la Ópera de París) y Alessio Carbone, y el final del espectáculo, Études, con todos los bailarines en el escenario, mostraron las grandezas y el buen hacer de una compañía que nació en el siglo XVII.

El programa que se vio anoche en Oviedo permitió conocer el gran repertorio del ballet, desde las obras clásicas a las más contemporáneas. Entre las primeras se pudieron ver "La Bella Durmiente", "Don Quijote" y "El Lago de los Cisnes". Destacó la pareja del "Don Quijote", la ya mencionada Bianca Scudamore y Francesco Mura. Ella sufrió una caída de la que se recuperó inmediatamente arropada por los aplausos del público.

En la segunda parte volvió a caer Valentine Colasante en la interpretación de la interesante coreografía "In the middle, somewhat elevated", de W. Forsythe con música de T. Willems. Colasante, como sucedió con su compañera, se levantó y siguió con su magnífico baile.

Valentine Colasante, francesa de origen italiano, hija de una bailarina y un pianista, suele bailar los grandes ballets clásicos del repertorio de la compañía. El pasado mes de enero, tras su actuación en "Don Quijote", fue nombrada bailarina estrella.

Entre las coreografías contemporáneas caben destacar por su belleza y equilibrio "Le Parc", un paso a dos coreografiado por A. Preljocaj, bailada por Alice Renavand y Alessio Carbone.

Alice Renavand es la estrella del ballet. Francesa de Saint-Cloud, se unió al cuerpo de ballet de la öpera Nacional de París en 1997, a los 17 años. Primera bailarina en 2012, fue nombrada estrella en diciembre de 2013.

Valentine Colasante hizo una brillante interpretación de "Alles Walzer", un solo coreografiado por R. Zanella.

Marie-Agnès Gillot, una de las grandes estrellas del ballet, que se despidió de la compañía oficialmente en el pasado mes de marzo, interpretó un bellísimo paso a dos en "Signes", con música de Aubris. Gillot es una figura singular. Al sacrificio y disciplina, además de talento, que exige la danza, unió el coraje ya que durante cinco años de su adolescencia tuvo que usar un corsé por una doble escoliosis. Logró llegar a lo más alto y no sólo en el ballet. Ha sido modelo de Hermès y Chanel y es madrina de la asociación "The Chain of Hope", que ayuda a niños hospitalizados.

Fue una de esas galas para la historia del Campoamor, teatro que consolida el Festival de Danza de referencia nacional, apoyado por la asistencia de público.