Pablo Sáinz Villegas cierra los ojos y de su guitarra empiezan a salir notas. Está tocando una jota de su tierra, La Rioja. Le escuchan casi medio millar de niños de infantil y primaria del colegio Parque Infantil de Oviedo. Los pequeños están sentados en el suelo y el murmullo es inevitable, muchos hablan y otros se mueven inquietos, pero poco a poco los niños quedan inmóviles y en silencio.La música avanza y se produce el milagro. No se escucha ni una mosca. Pablo sigue con su guitarra y los niños parece que se han olvidado hasta de respirar. Suena el último acorte y los niños responden con un tremendo aplauso.

El hombre que ha puesto en pie al Carnagie Hall de Nueva York; el guitarrista del que dicen que es heredero de Paco de Lucía y Andrés Segovia; el músico que ha llenado el Bernabeu junto a Plácido Domingo con 85.000 personas, tocó ayer para los alumnos del colegio ovetense y lo hizo como si el mayor premio musical estuviese en juego.

Sáinz Villegas tocó el concierto de Aranjuez y a partir de ahí fue explicando a los pequeños las emociones de la música su capacidad para unir culturas como lenguaje universal.