"La Princesa Leonor estará en Asturias este año, en septiembre en Covadonga o en octubre en la ceremonia de los premios. La Casa Real sabe que existe expectación, tiene el asunto sobre la mesa y baraja varios escenarios". La noticia la dio ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA la periodista y escritora Ana Romero, autora de "El Rey ante el espejo", el primer libro que narra los tres años iniciales del reinado de Felipe VI y que da continuidad a "Final de partida", dedicado a analizar los acontecimientos que concurrieron en la abdicación de Juan Carlos I.

"Asturias debería ser el sitio donde comience la puesta de largo de la futura Reina. En Zarzuela saben que los asturianos quieren que la Princesa venga al Principado; el problema es que la monarquía española, a diferencia de la británica, no tiene una hoja de ruta establecida. Todo ha tenido que ir haciéndose de manera improvisada", explica Romero. "Esta Casa es extremadamente cautelosa y anuncia los acontecimientos en el último momento. Pero seguro que algo importante vais a tener en uno de esos dos escenarios en Asturias este año", añadió Romero mientras se dirigía al público.

La periodista mantuvo un diálogo con Ángeles Rivero, directora de LA NUEVA ESPAÑA, que centró sus preguntas en desgranar las numerosas claves que Romero aporta en el libro para entender la actual situación de la monarquía e intentar vislumbrar su futuro. Y una de las cuestiones fue acerca de la obsesión de los Reyes por preservar a sus hijas del escrutinio público y la idoneidad de una visita oficial en el año en el que Covadonga celebra tres centenarios. "El argumento de que son niñas normales no es válido; una es la futura Reina de España y otra una Infanta. Esa actitud impide el pegamento emocional con el pueblo, algo que hacen muy bien los británicos. Ayudaría algo tan simple como verlas crecer en el '¡Hola!', una puerta oficiosa a la Familia Real. Eso los británicos lo trabajan con minuciosidad. El vídeo por el 50.º cumpleaños del Rey fue un intento fallido", aseguró Ana Romero.

Ángeles Rivero destacó la amplia trayectoria internacional de la periodista gaditana a lo largo de 30 años de carrera, en los que, entre otras cosas, fue corresponsal en Nueva York y en Londres y también vivió en Abu Dabi por destino diplomático. Esa visión amplia del mundo le permite analizar con perspectiva los asuntos españoles. "Cuanto más escribo sobre la Casa Real me doy más cuenta de lo endiablado que es ser rey, una profesión extraña, difícil y exigente al minuto". Volviendo sobre la ausencia de un plan trazado en la Casa, Romero se refirió a la improvisación en el anunció de divorcio de la Infanta Elena, la abdicación de Juan Carlos I y, actualmente, en la educación de la Princesa y en los actos a los que debe acudir.

A la hora de analizar las figuras del Rey y la Reina consorte, Romero reconoció haberse sorprendido con Felipe VI. "Es un hombre muy cuidadoso con sus comportamientos y sentimientos; frío, que reflexiona y piensa por qué hace las cosas; su forma de actuar es totalmente prusiana, para lo bueno y para lo malo. Son tan reflexivos que a veces da la sensación de que no avanzan".

A Letizia le atribuyó "un carácter muy distante que ni siquiera en las distancias cortas se traduce en cercanía; es muy desconfiada y eso se percibe en gestos y en su manera de hablar. En ese sentido, el Rey Felipe es mucho más cercano que ella".

Ana Romero reconoció los grandes esfuerzos de la Reina por adaptarse a su papel. "Es una pena que esos catorce años se hayan caído con el vídeo de Pascua en la catedral de Palma. No fue una anécdota. Desde el punto de vista de la imagen tumbó todo ese recorrido", recalcó la escritora, que también destacó la simpatía innata de Juan Carlos I. "No tengo la respuesta sobre lo que pasará, la historia de los Reyes está abierta. Lo que ocurra en Cataluña marcará este reinado y los libros lo recogerán. Es algo muy impactante", concluyó.