"La Transición española no fue pacífica ni querida por el pueblo, fue un montaje preparado a lo largo del tiempo que conllevó el desmantelamiento del Ejército como institución". Así lo dijo ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA Blas Piñar Gutiérrez, general de brigada de Infantería y autor, junto con el coronel José María Manrique, del libro "Ejército anulados", que analiza la progresiva pérdida de protagonismo de las Fuerzas Armadas españolas en la vida pública del país.

Piñar Gutiérrez, actualmente retirado de la brigada de Infantería, lamentó la ausencia del Ejército en las calles y en la opinión pública. "Tenemos un ejército totalmente invisible. Es lo contrario a lo que pasa en el resto de Europa, donde es habitual la presencia de las fuerzas militares ejerciendo labores de vigilancia y protección a la población", indicó. A juicio del general, "las misiones que la Constitución encomienda al Ejército se las saltan a la torera".

El militar criticó expresamente las actuaciones del general Gutiérrez Mellado, al que Adolfo Suárez encargó la reforma del Ejército, y que fue el primer ministro de Defensa de la democracia. "Gutiérrez Mellado, que apenas era conocido en los estamentos militares, hizo una auténtica labor de depuración en el Ejército pensada al milímetro", recalcó Piñar.

A su modo de ver, el frustrado golpe del 23 de febrero de 1981 fue el último capítulo de choque para acabar de destruir la capacidad de reacción de las Fuerzas Armadas. "El 23-F lo montó el servicio de información con el propósito de debilitar al Ejército y lo consiguió". "La industria militar se fue al garete y nuestras unidades en vez de estar en Algeciras apuntando al enemigo se encuentran en Turquía; los carros de combate están en el Báltico y los barcos en el Índico", aseguró el conferenciante. "Durante todos estos años se ha ido forjando toda esta labor que ya empezó antes de la muerte de Franco. La reforma militar fue paralela a la reforma política", manifestó.

Y uno de los resultados, según el general Piñar, ha sido "despojar de carisma a las instituciones, desde la Corona hasta la familia, que es la más básica. A los militares nos preocupa todo, pero sobre todo la milicia, hay que jurar menos bandera y actuar más. Cantar menos 'El novio de la muerte' y poner en práctica lo que dice la letra, nos quedamos en el folclore. Los enemigos de España se han valido de que les hemos ido entregando posiciones". Blas Piñar Gutiérrez abogó por "salvar a España como nación".

"Si no somos capaces de actuar en Cataluña no sé qué va a pasar con Ceuta y Melilla o Canarias", resaltó. Tampoco pasó por alto la profesionalidad de las Fuerzas Armadas españolas y el buen papel que siempre hacen en las misiones internacionales. El acto fue presentado por Ángel Lago y Julio García, de la Hermandad de Defensores de Oviedo, que al final del acto impuso su insignia al militar, que se declaró un "enamorado de Asturias".