Luz Casal llenó ayer de rock el Campoamor. Muy rockera en su entrada y emocionada en algunos momentos, en el primer concierto que ofrecía en Asturias después del reciente fallecimiento de su madre, la cantante avilesina se metió al público ovetense en el bolsillo. Lo había conseguido ya en la primera parte, que dedicó a presentar las canciones de su último trabajo discográfico, "Que corra el aire", y lo remató en la segunda, que dedicó a sus clásicos, que el público coreó y acompañó con las palmas.

La cantante avilesina irrumpió en el escenario del Campoamor, con las localidades agotadas para el concierto desde hacía días, al ritmo rockero de la canción que da nombre a su nuevo trabajo. Con la escena iluminada en rojo y la banda tocando a toda potencia, Luz Casal hizo temblar el teatro.

A partir de ahí fue interpretando todas y cada una de las canciones de su nuevo álbum. Después de lanzar un "por fin en Uviéu", la artista avisó a su audiencia que iba a presentarles su último trabajo y observar su reacción. "Estamos aquí para ofrecer lo mejor de nosotros", les prometió, y ofreció sus nuevas canciones "para disfrute de los que ya las hayan escuchado y sorpresa de los que no lo hayan hecho".

Luz Casal se quitó el abrigo de pelo largo, blanco y negro, con el que había salido y dejó al descubierto un traje pantalón negro y dorado, y empezó a cantar un tema más pop, "Miénteme al oído". Siguieron "Días prestados", que terminó con el público tocando las palmas y lanzando los primeros bravos, y "Lucas", que presentó como una de sus canciones más emotivas, dedicada a un niño y que hizo que la artista se dejara llevar por la pena, que olvidara la letra durante unos segundos y que se disculpara al acabar. "Es la primera vez que actúo en Asturias después del fallecimiento de mi madre", comentó con la voz encogida, "y me he dejado llevar por la pena". "El show continúa", anunció, y antes de que arrancara a cantar de nuevo alguien desde el patio de butacas le lanzó un "guapa" y otra voz un "viva la madre que te parió". Luz Casal completó el disco con una última canción, "Amores", su versión de un tema de Mari Trini.

Tras una pausa de diez minutos que aprovechó para cambiarse y sustituir el traje por un vestido negro, comenzó la segunda parte, dedicada a sus clásicos y con el público totalmente entregado en cuanto reconoció la melodía de "Entre mis recuerdos". El concierto duró dos horas y media y acabó con una de sus canciones ochenteras, "Rufino", y con varios bises. Uno de ellos fue "Piensa en mí", que interpretó calzándose unos atrevidos tacones rojos.