Vicente Mascarell, fagotista en la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) será el solista del concierto que la agrupación asturiana ofrece hoy en el Auditorio bajo el título de "Orígenes III", con el norteamericano James Ross como director invitado y obras de Ligeti, Mozart y Brahms.

Mascarell, de origen valenciano, lleva veinticuatro años en la plantilla de la OSPA. "Cuando te enfrentas al público como solista se pasan muchos nervios, sólo tienes una oportunidad y no puedes fallar", comenta, en las vísperas de su intervención ante el público ovetense. "Algunas veces, como solista, hasta se pasa un mal rato, incluso me atrevería a decir que algunos músicos somos un poco neuróticos a la hora de querer una interpretación perfecta". Rossen Milanov, el actual director de la sinfónica, fue quien le propuso la posibilidad de llevar a cabo este proyecto. Al igual que Mascarell, varios han sido los profesores de la OSPA que en las dos últimas temporadas han pasado por este trámite.

El concierto que interpretará Mascarell es el único que se conserva para fagot de los escritos por Mozart. "Tengo entendido que escribió hasta cinco conciertos para este instrumento por un encargo, pero la mayor parte se encuentran perdidos", explica. "Es muy conocido, especialmente porque es el que siempre se pide cuando un fagotista quiere optar a una plaza en una orquesta".

En ocasiones, suele compararse a los músicos con los deportistas por cuestiones como la presión del momento para que aquello sobre lo que llevan años trabajando salga perfecto en un momento en concreto, así como la necesidad de ensayar diariamente a modo de entrenamiento para no perder la forma física, o en este caso, la calidad artística. Para Mascarell, esa comparación llega también al terreno físico. "Después de estudiar toda la musculatura alrededor de la boca se resiente. Se debe al tipo de cañas tan duras con las que yo toco el fagot; son buenas para el sonido pero la presión muscular se nota después de un día de ensayo".

Para Mascarell, la tremenda situación a la que las orquesta españolas se vieron abocadas con la excusa de la crisis se ha recuperado. "En nuestro caso, hemos salido adelante contratando músicos de forma eventual para cubrir las vacantes", afirma. "Por desgracia, la música, la danza o la cultura en este país se considera como algo accesorio, o incluso un lujo, cuando debería ser todo lo contrario", opina el músico valenciano. "Sí que ha habido momentos de grandes dificultades para muchas orquestas, pero parece que se ha estabilizado, y en teoría sólo debería ir a mejor", apunta.

A lo largo de la semana pasada 9.000 niños asturianos acudieron al Auditorio con el proyecto Link up!, una iniciativa en busca de acercar la música a los más pequeños, que la OSPA viene desarrollando en los últimos años. "Para nosotros, como músicos, ha sido una experiencia magnífica. En la educación de los niños echo en falta que se preste atención a las cuestiones emocionales y a desarrollar la sensibilidad. Cuando tocamos programas como éste queremos que los niños se emocionen con la música, impactarles con una sonoridad potente, casi abrumadora, y que el día de mañana tengan un buen recuerdo que les convierta en aficionados, pero creo que no conviene desatender tampoco su sensibilidad, y para eso la poesía, la música, funcionan muy bien".

La labor que ha desarrollado Vicente Mascarell como profesor en jóvenes orquestas le ha servido para conocer a las nuevas generaciones de músicos y las preferencias de los más jóvenes. "A veces se les ve perdidos en cuestiones técnicas con el instrumento, y es preciso que haya un compromiso del profesorado para darles las herramientas necesarias, practicando escalas y estudios que les permitan solucionarlas y mejorar su nivel", concluye.