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El recinto en Olloniego ya tiene presupuesto

El problema es que para alojar un pabellón de exposiciones en La Vega primero habría que hacer un estudio nave por nave, ir calibrando los previsibles niveles de protección dado el interés de arqueología industrial de las distintas piezas del conjunto fabril, preguntarse por otros equipamientos básicos para el conjunto. Trazar, vaya, un proyecto integral para La Vega, o ir aproximándose a una idea concreta y pegada al terreno, y no pensar en ella como en un pozo sin fondo abstracto en el que cabe desde la última tecnología al primer legajo del archivo histórico, por decir.

Pero es que La Vega no es el único lugar para el tan cacareado recinto ferial, porque resulta que en el Cristo también se habla de lo mismo, e incluso hay quien interpreta que esa sería la gran línea divisoria de pensamiento entre Somos y PSOE. Unos lo quieren poner en la Vega y otros en el viejo hospital. Pues tampoco, porque en los debates sobre el proyecto participativo también lo del pabellón o espacio para ferias ha vuelto a salir como comodín inevitable en el rediseño de viejas pastillas urbanísticas, igual que se habla, otro clásico, de equipamientos culturales, espacios de residencia para artistas o similares, como si fuéramos a pasar de la nada al todo, a tener un matadero aquí, una alhóndiga allá y una tabacalera al otro lado.

Pues con el recinto ferial pasa exactamente lo mismo. Si no fuera suficiente pregonar la misma infraestructura en el Cristo y en La Vega, también la vieja y ruinosa plaza de toros de Buenavista pasa por convertirse en un espacio multiusos, que es como se llaman los recintos feriales cuando uno no los quiere llamar por su nombre.

La verdad es que no es culpa exclusiva del tripartito, porque el PP también ha pensado en voz alta cosas similares para los mismos espacios. Pero la cuadratura del círculo viene con el último recinto ferial propuesto en este mandato, el de Olloniego. Ahí sí se habla con todas las letras de recinto ferial e incluso se piensa en ganado. Y uno acabaría creyéndose que podría ser verdad si no fuera porque el concejal lo anunció el año pasado para presupuestarlo en este y empezar a ejecutarlo pero al llegar la Ascensión volvió a decir lo mismo. Que el año que viene se hará. E incluso puso una cifra encima de la mesa, un millón cien mil euros. Mucho dinero para tan poca esperanza.

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