Manuel Herrero Montoto, médico y escritor, llegó a la literatura "tarde y mal", pero "para siempre". Lo contó ayer, charlando con el también escritor Miguel Rojo en el salón de té del Campoamor, en una de las tertulias organizadas por la Fundación Municipal de Cultura. Como ambos son amigos, fueron más allá de la literatura, hablando de vivencias infantiles y de las aventuras de Herrero Montoto. El protagonista de la tertulia entiende que "los viajes son una búsqueda de perpetuidad" y, hablando de libros, dijo que "todas las novelas son psicológicas".

De tantos que son, a Herrero Montoto le resulta difícil concretar cuántos años lleva publicando sus artículos en LA NUEVA ESPAÑA. "Desde que Villa se encerró en el pozo", alcanzó a recordar ayer. Reconoció que él no tuvo una vocación literaria temprana. De adolescente era aficionado a las novelas de Marcial Lafuente Estefanía y de Emilio Salgari, sin más. Retomó el contacto con la lectura durante la carrera por los libros de Freud y Joung y luego con ciertas lecturas "de rojos".

A partir de entonces su vida es inseparable de la literatura. Durante su estancia en las Cuencas, cerca de Sotrondio, en su primer destino como médico, Herrero Montoto se familiarizó con la obra de Armando Palacio Valdés. Luego se "enamoró" de los relatos de Miguel Delibes, autor que reivindicó. Los libros también están ligados a sus viajes, como el escrito por Stanley que guió sus andanzas por el antiguo Zaire.

"El habitante", la primera novela de Herrero Montoto, fue calificada por Miguel Rojo como "psicológica". Su autor puntualizó que, en la medida en la que desarrollan la personalidad de sus personajes, todas las novelas pueden inscribirse en esa categoría.

La de Herrero Montoto iba a ser la última tertulia en el Campoamor por esta temporada, pero la programación se ha ampliado y el 22 de junio está invitada María Dueñas, autora de "El tiempo entre costuras" y de promoción con "Las hijas del capitán".