"Siempre estamos buscando necesidades inventadas y podemos tirarlas a la basura sin ningún problema; nos quedamos enganchados a cosas que presuntamente necesitamos y es muy fácil soltarlas", así lo aseguró ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA el psicólogo y escritor Rafael Santandreu, en una sala abarrotada de público que siguió con interés casi reverencial hasta la última coma de uno de los psicólogos de moda en Europa.

Santandreu, que acaba de publicar el libro "Nada es tan terrible. La filosofía de los más fuertes y felices", hizo honores al titular de su obra más reciente y aconsejo renunciar con alegría a cualquier cosa que moleste en el camino. "Los seres humanos tenemos una capacidad alucinante para hacer divertidas cosas que no lo son, para verlo todo como un reto", señaló.

"Estamos acostumbrados a exigir, pero la fuerza de la sugerencia es impresionante", aseguró. "También es muy bueno no autoexigirse tanto. La vida pasa muy rápido y no merece la pena tanta presión", indicó. Y es que esa presión, a juicio del psicólogo, seguidor del cognitivismo o psicología del pensamiento, "hace que nada salga bien". Una vez que se materializa la renuncia a lo que estorba, Santandreu preconiza crear un nuevo marco de actuación. "Cualquier presunta situación negativa puede convertirse en una cosa maravillosa según cómo la enfoquemos", matizó. Puso como ejemplo el trabajo, a su modo de ver "la principal fuente de gratificación de las personas". "El trabajo es mucho más divertido que el tenis, que no deja de ser dar golpes a una pelota, y no digamos el golf", recalcó. En la filosofía de Santandreu no tienen cabida la dependencia y la lamentación. "Es muy importante no necesitar pareja, aunque la tengas. El romanticismo está mal interpretado", remarcó. También hubo referencias a la evolución de la psicología a lo largo de la historia. "Marco Aurelio llegó a decir que su mayor tesoro era su filosofía, su mentalidad, que le hacía fuerte y feliz", explicó.

Además, Santandreu parte de la base de que la felicidad está en el ser humano, que necesita muchas menos cosas de las que cree para alcanzarla. "No necesito demostrar todo el tiempo que soy listo, guapo o elegante, cuando decidimos esto experimentamos una gran liberación", concluyó el psicólogo. El acto finalizó con una firma de libros.