Ayer el alcalde de Oviedo, Wenceslao López, estuvo en Madrid, pero no para despachar con Pedro Sánchez. Era una reunión del patronato de la Fundación Princesa de Asturias. No obstante, el Alcalde de Oviedo se convierte ahora en uno de los regidores de capitales de comunidad autonóma de más sintonía con el nuevo presidente del Gobierno. La coincidencia de color entre el Alcaldía de Oviedo y Madrid y las ideas que han defendido siempre los socialistas hacen pensar, de hecho, en que el nuevo panorama político nacional propicie una nueva e insepserada solución para la fábrica de La Vega.
La paradoja es que en primera instancia el cambio de gobierno anulará los planes previstos en ese protocolo que López estaba negociando con Defensa. Sin embargo, nadie pensaba que con el PP en el gobierno central se fuera a permitir al tripartito llegar a las elecciones del año que viene con un acuerdo sobre los terrenos. Ahora, la revés, Pedro Sánchez puede regalarle al tripartito y, más en concreto, a Wenceslao López, las llaves de La Vega como el triunfo exprés de un gobierno del cambio que sí podría exhibir, en este caso, un logro al que el PP no logró acercarse en el anterior mandato. Los socialistas podrían cumplir, así, con el empeño tantas veces repetido de que La Vega tiene que volver a las manos de la ciudad de Oviedo.
