Cuando el ovetense Humberto Ron llegó a la falda del Volcán de Fuego para colaborar en el rescate de los cuerpos sepultados por la erupción del cráter guatemalteco, no podía imaginarse que una intervención suya ante los medios locales iba a provocar un terremoto mediático en el país centroamericano y en las redes sociales. El vídeo del asturiano criticando la actitud de las autoridades ante el desastre -exhausto, con un pico sobre el hombro y con la rabia de aquel que acaba de sacar a decenas de personas de entre las cenizas- se ha convertido en viral en Guatemala y le ha sacado los colores hasta al presidente Jimmy Morales. "El presidente no ha dicho ni una sola verdad. Dice que hay cien muertos y doscientos desaparecidosdijo el ovetense, que llevaba tres meses de viaje por Guatemala y no dudó en recorrer medio país para aportar su granito de arena en una tragedia de grandes magnitudes.
Lo que más le llamó la atención al periodista que entrevistó a Humberto Ron fue el complemento que llevaba sobre su ropa sucia. Seguramente lo eligió entre todos los "rescatistas" al verlo con dos corbatas al cuello saliendo de lo que los medios han bautizado ya como la zona cero. Lo primero que hizo Ron fue dejar bien claro que era de Oviedo. Lo segundo, explicar lo de las corbatas: "Es un método de protesta. Es para reflejar que los políticos han hecho muy poco y para decir que la gente de corbata no está aquí, que aquí sólo estamos la gente de pie que estamos unidos al pueblo guatemalteco y a su problema. Ellos no vienen aquí a nada, sólo se acercan al pueblo para hacerse la foto y se van", espetó el ovetense como respuesta.
Humberto Ron también cargó contra los "altos cargos del Ejército" o contra los impedimentos que se le pusieron a los voluntarios como él a la hora de ayudar. "Tuvimos que entrar escondidos, Viene a apoyar la ayuda internacional y no los dejan entrar. Esto es un desastre en cuanto a organización", dijo. Con todos esos ingredientes, el vídeo corrió como la pólvora.
Ayer, ya más tranquilo, Humberto Ron habló con LA NUEVA ESPAÑA para contar esa experiencia y los motivos que le llevaron a sumarse a los voluntarios que acudieron al Volcán de Fuego. "Todavía estoy alucinando de la repercusión que ha tenido el vídeo. Evidentemente no buscaba eso, pero me salió del alma", señala este ovetense "de la calle Yela Utrilla -ahora Arquitectos Galán- de toda la vida". Humberto Ron, que durante doce años estuvo trabajando en Asturias junto a una ONG que ayuda a reinsertarse a los presos que salen de la cárcel, se encontraba en la localidad de Río Dulce el pasado 3 de junio, cuando estalló el volcán. "Ya quería ir el primer día, pero no me dejaron. Dejé el teléfono, pero como no me llamaban me puse en contacto con un amigo que es el presidente de los bomberos voluntarios y me marché con él. Tuvimos que recorrer 275 kilómetros, que aquí son ocho horas de coche", explica.
Él y sus compañeros fueron los primeros en llegar al pueblo más cercano al volcán en medio de un "caos organizativo". El impacto fue brural. "Olía a muerto por todos los lados, la ceniza que caía del cielo se podía coger a puñados y sólo nosotros sacamos 36 cadáveres en un día", afirma. Uno de los casos que más le impactó -como también cuenta en el vídeo- fue el de una mujer que había perdido a 35 miembros de su familia. "Es algo que aún no he asimilado, pero volveré para ayudarla. En el colectivo de ayuda Tejutla, con el que colaboro en Guatemala, estamos ahorrando para comprarle un terreno y hacerle una casa", dice. Las imágenes que le quedan en la retina después de seis días en el epicentro del desastre son "horrendas", pero Humberto Ron tiene previsto seguir trabajando "por un país que lo necesita desde mucho antes de la tragedia".
