Marisa Muñiz entró en el colegio de La Corredoria con 7 años y regresó con 37 y la licenciatura de Filología Francesa en su expediente académico. No lo hizo para dar clases, sino para cuidar a los chavales que asisten al comedor. Una vida dedicada al cuidado de su familia la mantuvo alejada del mercado laboral hasta que le surgió la oportunidad de trabajar unas horas en el cole que estrenó de pequeña. "Se puede decir que lo inauguré yo", dice poco antes de comenzar su jornada en un centro inmerso en la celebración de su 50.º aniversario.

El colegio La Corredoria abrió sus puertas en 1968 para cubrir las carencias educativas de un barrio que entonces no tenía escuelas. De hecho, su construcción dio respuesta a la reclamación de los vecinos. "Los niños y las niñas estábamos separados y no había tantos críos, cuenta Marisa, a la que le quedó grabado el frío que hacía dentro de las aulas aquellos primeros días.

La dirección del centro ha diseñado un extenso programa de actividades que acabará a final de año, es decir, que no ha terminado con el final del curso. El director Pablo de la Puente destaca el esfuerzo hecho por el claustro de 57 profesores, los alumnos y las familias para elaborar un plan que cuenta con exposiciones, talleres deportivos o conciertos, entre otras actividades. Así, a partir de octubre los estudiantes harán entrevistas en la radio del cole a antiguos alumnos y maestros, se inaugurará una exposición de fotografías y murales que relaciona hechos históricos con actividades relevantes del colegio y se celebrarán actos oficiales.

En la actualidad, el cole tiene 670 alumnos. Una cifra algo más baja que hace cuatro años, cuando el director De la Puente tomó posesión de su cargo. "Entonces había 716 estudiantes. Es posible que el descenso se deba al envejecimiento de la población y a que La Corredoria ya no es un barrio tan joven".

La escuela, desde el punto de vista arquitectónico y de uso, también ha sufrido cambios a lo largo de los años. Así, este año el centro inauguró un nuevo aulario (tres clases) y un comedor que vino a reforzar el que ya estaba abierto, por lo que ahora los críos se dividen en alumnos de Infantil y de Primaria a la hora de sentarse a la mesa sumando un total de 450 comensales.

No serán las últimas mejoras. El colegio volverá a afrontar obras el año que viene. Los operarios cubrirán un patio que, una vez terminado, hará las veces de salón de actos. "Ahora no tenemos salón de actos. Usamos el comedor y el gimnasio para suplir la carencia, pero seguimos teniendo problemas de espacio", explica el director.

Miguel Ángel Guemes es uno de los profesores que más años lleva impartiendo clase en el centro. Forma parte de la nómina de maestros desde 1987 de manera ininterrumpida y en la actualidad da clase de todas las asignaturas salvo Inglés y Educación Física. Entre los cambios más notables de aquellos 80 y principios de los 90 destaca la reducción del número de alumnos por aula (en la generación del "baby boom" llegó a haber 35 niños por clase), la disminución de alumnos procedentes de Villapérez (llegó fletarse un autobús lleno frente a los doce críos de hoy en día) y el estudio cada vez más temprano del idioma de Shakespeare. "Antes los críos no lo estudiaban hasta quinto de Primaria y ahora ya hablan inglés en el ciclo de Infantil".

La cuidadora de comedor, Marisa, también aporta su grano de arena en la conmemoración del medio siglo de su colegio. Prepara un vídeo hecho con imágenes y fotografías tomadas a lo largo de los últimos cincuenta años. Ella sigue viviendo en el barrio igual que cuando con siete años recorría el kilómetro que separaba la escuela de su casa en la plaza del Conceyín. Tras la pausa del verano, la fiesta en el primer cole de "La Corre", continuará.