Decía Gardel que veinte años no es nada, pero quinientos ya dan para unos cuantos tangos. Ayer se cumplieron cinco siglos de la llegada oficial de los primeros dominicos a Oviedo y la orden lo celebró con una eucaristía en la que se hizo repaso de la historia de la congregación en Asturias y se cerró un compromiso para que la estancia y el legado de los primeros frailes perdure por mucho más tiempo en la región. Ya lo dijo el prior Salustiano Mateos durante la misa: "Vosotros -explicó dirigiéndose a una iglesia repleta- representáis a aquellos asturianos que se alegraron de acoger en sus tierras a aquellos dominicos que vinieron en su momento a difundir el evangelio y a integrarse en la sociedad para hacer el bien. Eso es lo que queremos seguir haciendo nosotros por mucho tiempo".

La eucaristía la presidió el Arzobispo de Oviedo, que apareció con hábito de franciscano entre un mar de dominicos. "Estoy en minoría, pero he venido de franciscano a un acto tan importante porque somos dos órdenes hermanas que nacieron casi a la par y vivieron en comunión con el fin de contar una verdad que aún perdura", dijo Sanz Montes para que nadie pensase que barría para casa. "Me duele cada vez que una congregación tiene que cerrar sus puertas a causa del grave problema de la falta de vocaciones, pero la vuestra perdura porque sois predicadores de la buena noticia. Vosotros habéis sabido prolongar el precioso carisma de Santo Domingo de Guzmán", señaló durante su homilía.

Sanz Montes habló del pasado. "Lo miramos con ojos llenos de agradecimiento, aunque tampoco sorteamos los momentos malos, cuando el pecado pudo haber empolvado aquello que nació para ser diáfano. No obstante, sobre todo queda la luz que habéis transmitido en estos quinientos años", dijo. Y también del futuro. "No hay que asomarse a él con mirada asustadiza", expresó el arzobispo desde un altar en el que también estuvieron dominicos de otros puntos de Asturias e incluso de León. "Gracias, felicidades y que Dios os bendiga durante muchos siglos concluyó.

Al final de la misa, cantada por el coro San Roque de Lastres, se celebró un acto simbólico del compromiso de los dominicos con Asturias. El prior de Santo Domingo y el Arzobispo firmaron una copia del documento original de hace quinientos años que certifica la llegada oficial de la orden a Oviedo con el fin de "sellar así nuestro futuro con renovada ilusión". Lo hicieron después de que los integrantes de los grupos "Xistras" y "Gratie d'Amore", vestidos de época, llevaran el escrito hasta el altar y lo celebrasen con un baile medieval.

Después de la misa hubo una espicha y por la tarde, a las ocho, actuó el coro de las Fundación Princesa de Asturias en la iglesia.