El historiador Iván Mallada (Oviedo, 1989) es vicepresidente de la asociación "Manos por el Naranco", que ayer fue una de las entidades al frente de la jira al monte ovetense, deslucida en parte por el mal tiempo. Mallada anima a los ovetenses a descubrir al gran desconocido de la ciudad y alerta de que ese desconocimiento es el gran enemigo para la conservación del monte. Mallada, profesor en el centro de adultos de Tineo, atesora una curiosidad. Por tercer año consecutivo ha ganado el premio de investigación histórica de la localidad gaditana de San José del Valle, a treinta kilómetros de Jerez.

- ¿Le faltan al Naranco manos que lo ayuden?

-Las administraciones deben implicarse mucho más en el cuidado de un monte que es uno de los símbolos de Oviedo, pero también la ciudadanía.

- ¿Cómo llegó a laasociación "Manos por el Naranco"?

-Mi vinculación con la zona es fuerte. Mis abuelos y mi madre nacieron allí. Yo vivo allí, sin ir más lejos. Los miembros de la agrupación y yo nos conocimos caminando por el Naranco. Poco a poco fuimos madurando la idea de defenderlo para que dejase de ser un desconocido y se hiciesen políticas activas en su favor.

- ¿Es realmente el Naranco un desconocido?

-Sí. El mayor enemigo del Naranco es la indiferencia general de la sociedad. La ciudad tiene que tomar conciencia del alto nivel ecológico, cultural medioambiental que tiene ese monte y no olvidar que estaba ante de que todos nosotros naciéramos. La recuperada Jira al Naranco, como la de este año, es una buena oportunidad para darlo a conocer y disfrutar de sus posibilidades.

- Y lo de su premio en Cádiz?

-San José del Valle sólo tiene veinticinco años de historia tras independizarse desde que se independizó de Jerez. Les venía muy mal ir a Jerez a hacer papeleos, así que decidieron ponerse por su cuenta. Fue entonces cuando implementaron el premio de historia local. A mí me llamó la atención todo esto que cuento.

- ¿Por qué se presentó?

-Fue en 2016, el tema eran los jornaleros en la baja Andalucía durante el franquismo. Para mí, son como los mineros de Asturias, el proletariado. Mandé un trabajo y gané. Y luego dos veces más. El último, por un trabajo sobre los aprovechamientos hídricos y su historia.

- ¿Se siente más investigador que docente?

-La investigación y la docencia permiten desintoxicarse de ambas. Estudié en el Milán Historia e Historia del Arte y fui premio fin de carrera y premio extraordinario de licenciatura. Creo que es importante estudiar lo que a uno le gusta para llegar más fácilmente al éxito.