El intenso chaparrón del mediodía de ayer dejó secuelas en distintas partes de la ciudad, especialmente en el barrio de Guillén Lafuerza, donde el agua anegó un establecimiento hostelero, dejó impracticable la calle Rosales y causó problemas a numerosos vecinos. Además, una calle del polígono del Espíritu Santo, la que lleva hacia Parque Principado, quedó completamente inundada. El agua también afectó a patios vecinales y provocó argayos en carreteras rurales.

En la calle de los Rosales, como decía uno de los vecinos con buen humor, "podemos andar en góndola, como en Venecia". No exageraba. Esta calle de la zona de Guillén Lafuerza "en pocos minutos se llenó de agua que bajaba de todos los lados porque las alcantarillas no daban abasto", explicó, con el agua por las rodillas, Sheila Iglesias, que trabaja en el bar Guillén de esta vía.

En el interior, unos diez clientes se vieron sorprendidos por la lluvia torrencial. No les quedó otro remedio que remangarse los pantalones y subirse a las sillas del bar, y algunos hasta a las mesas.

En la glorieta de Cerdeño también hubo inundaciones, como cada vez que llueve en condiciones, y de este chaparrón tampoco se libró la localidad de San Frechoso, en Olloniego, donde produjo socavones en la carretera que une este pueblo con el del Torno.

Para completar los desastres, también se produjo un argayo en la carretera que une las localidades de Faro y San Cipriano de Pando.