Segundo día de festejos en Trubia y la lluvia daba tregua. Los vecinos y turistas ocupaban los puentes sobre el río para ver el descenso de las embarcaciones al tiempo que los participantes colocaban sus hinchables en la salida. Solo tres embarcaciones bajaron los quinientos metros de recorrido. Una de las cifras de participación más bajas en estos últimos años.

Una "caja musical", un unicornio en un bosque encantado y un par de bebés durmientes, con un total de diecisite personas, mantuvieron, pese a todo, la festividad y volvieron a meterse al río.

"La gente joven no se anima, nosotros ya nos vamos cansando, siempre decimos que es el último año pero al final repetimos para no perder la tradición", señala Alberto Sánchez, miembro de Sofetru (Sociedad de Festejos de Trubia), sobre sus años de participación.

El público también lo ha notado, recuerdan años pasados donde han llegado a participar entre seis y diez embarcaciones. "Este año me parece lamentable, la juventud no tiene sangre", lamenta una vecina. Desde los años ochenta que se lleva haciendo el descenso, explican algunos trubiecos. "Antes había mucho más, se llenaba la calle, todo eran tiendas, venía más gente", recuerda Ana González a sus 81 años.

Los jóvenes no evitan su culpa: "nos parece bastante mal, deberíamos estar todos apuntados". Justifican su ausencia en las vecinas fiestas de Premoño, más grandes y a pocos kilómetros y al mal tiempo de los últimos días.

Los visitantes señalan que no está bien anunciado, sobre todo por el Ayuntamiento. "Para ellos los pueblos no existen, solo Oviedo", señala Sánchez, que denuncia la negativa municipal a la implantación de una línea de bus especial con la capital para potenciar la asistencia y seguridad de público.

Un total de tres embarcaciones que se repartieron los tres premios de 200, 150 y 50 euros. "Son", señalaba divertido un miembro de la Asociación Cultural, "premios al buen humor, a la participación y al ánimo". Pese al descenso del descenos, los vecinos confían en remontar el año que viene.