Empezó siendo un robo y acabó en crimen. La Policía Nacional ha dado por resuelto el homicidio del ebanista Alfredo Suárez, muerto el 11 de noviembre de 2010 a manos de R. F. F., de 37 años, quien al parecer entró a robar en la empresa Brico Cook S. L. y se ensañó a golpes con el propietario al ser descubierto.

El detenido ingresó en el Centro Penitenciario de Villabona el pasado 22 de junio, como adelantó LA NUEVA ESPAÑA. Lo hizo acusado de homicidio. Pero R. F. F., de nacionalidad española, ya se encontraba en ese centro, en prisión preventiva por otros delitos de robo. De hecho, hubo que solicitar su excarcelación para tomarle declaración e imputarlo, explicó el Jefe Superior del Cuerpo Nacional de Policía de Asturias, Juan Jesús Herranz Yubero.

Según el relato policial, Alfredo Suárez se quedó solo en la nave a la hora de comer y estaba descansando en su despacho hasta reanudar el trabajo cuando "debió ser sorprendido" por R. F. F.

Fue otra empleada la que encontró el cuerpo, en medio de un charco de sangre, cuando regresó tras el almuerzo. El ebanista había recibido varios golpes en la cabeza con un objeto romo.

"El móvil fue económico y acabó con extrema violencia, una característica del autor, que fue incrementando su violencia en los últimos delitos que cometió", señaló el Jefe Superior de Policía. Tanto es así, que R. F. F. tiene numerosos antecedentes por robos con fuerza y violencia, varios de ellos a mujeres mayores a las que robó por el método del "tirón".

Los agentes que actuaron en aquel momento detectaron que el presunto autor del crimen había recorrido el almacén buscando, supuestamente, objetos de valor. Comprobaron también que faltaba la cartera del fallecido y el contenido de un cajón de monedas. La taquilla personal también había sido forzada.

"Se abrieron múltiples vías de investigación", explicó Herranz Yubero, pero ninguna fructificó durante estos siete años y medio. Hasta que un nuevo delito cometido por R. F. F. permitió enlazar varios sucesos.

El esclarecimiento del homicidio ha sido el resultado del trabajo "discreto y reservado" de los agentes policiales de Asturias y Madrid que trabajaron de manera coordinada. La resolución de este caso "era una espina clavada en la Policía asturiana que hemos conseguido sacar", destacó un orgulloso Jefe Superior. "Es una muestra más de que nunca damos un caso por cerrado".