Lucas Macías (Valverde del Camino, Huelva; 1978) dirigió el pasado mes de abril a la orquesta Oviedo Filarmonía en las Jornadas de Piano Luis G. Iberni, en el Auditorio. Llegó como director invitado y era la primera vez que se ponía ante la orquesta ovetense. No imaginaba que meses después recibiría una propuesta para asumir la dirección, como titular. A día de hoy es ya el sucesor oficial de Marzio Conti, que dejó ese puesto en la primavera de 2017.

- ¿Cómo se gestó su nombramiento? ¿Cómo lo ha recibido?

-Estoy muy ilusionado. En aquella semana que estuve con la orquesta, en abril, me lo pasé bien con el trabajo diario de los ensayos y además me gustó muchísimo Oviedo. Sabía lo de mi contratación hace un tiempo, pero cuando llegó fue algo que me sorprendió. Sabía que buscaban un titular, pero no había calculado esto. Desde el primer día de ensayos me sorprendió la evolución de los músicos y me gustó la disciplina del grupo, y esa actitud de querer tocar mejor y de escucharse. He dirigido orquestas con mucha reputación sobre el papel, pero un principio tan básico como escuchar no se suele llevar tan a rajatabla. Cuando estaba con Claudio Abbado en la Orquesta de Lucerna, él insistía en la importancia de escuchar. Tras aquel concierto en Oviedo se me tanteó y estuve de acuerdo en que me metieran en la lista de candidatos.

- ¿Qué opinión tiene de la calidad musical de Oviedo Filarmonía?

-Me encontré una orquesta muy motivada, desde el primer día, con una actitud impecable, mucha seriedad, rigurosidad, disciplina, silencio... Pensé que seguro que se podía hacer muy buen trabajo.

- ¿Algo que corregir?

-No quiero cambiar nada, quiero trabajar con mi filosofía y crecer juntos. Es un trabajo que asumo en clave musical, no personal.

- ¿Alguna ambición?

-Me encantaría sacar la orquesta fuera, mostrarla a nivel nacional e incluso internacionalmente. Hay que ser ambicioso sanamente, y también realista. La orquesta tiene potencial, pero necesitamos tiempo para crear nuestra propia forma de trabajo. Cuando con Claudio Abaddo cree la Orquesta Mozart, estuvimos cinco años sin salir de Florencia, antes de emprender una gira por todo lo alto.

- Además de la zarzuela y la ópera y de la programación de conciertos, Oviedo Filarmonía solía involucrarse en acciones didácticas y populares.

-Con Abbado tocamos en una cárcel. Una orquesta tiene una función social, cultural y educativa; puede ayudar a una mejor educación de la sociedad, y esa es una inversión de futuro. En España hay mucho talento, hay mucho joven músico cosechando éxitos y estoy convencido de que una orquesta puede contribuir a eliminar la idea de que el de la música es un mundo elitista.

- ¿Qué personalidad quiere imprimir a la orquesta?

-Oviedo Filarmonía tiene un sello y un sonido propios. Tengo mil ideas de repertorio y pienso en invitar a solistas que nos ayuden a cultivar ese sonido propio. Es una orquesta muy involucrada en la ciudad, y creo que hay que involucrar aún más a los jóvenes, a los niños.

- Por primera vez la orquesta tendrá un director invitado principal.

-López Reynoso, sí. No lo conozco pero me han hablado maravillas. Es un perfil con experiencia en el foso, con una carrera de contratenor, muy joven y con mucha energía.

- ¿Cuándo se estrenará usted como titular?

-La idea es empezar a programar para la temporada 2019-2020. Estaré en Oviedo con las uvas, para dirigir el concierto de Año Nuevo y haré un par de programas más en la temporada 2018-2019. El de Año Nuevo es un buen concierto para presentarse en el Campoamor, un concierto especial, más relajado y no tan serio.

- Tendrá que compatibilizar la nueva dirección de Oviedo Filarmonía con otros compromisos.

-Así es, la gerencia ha sido muy competente y ha respetado mi agenda actual.

- Ya sabe que Oviedo presume de ser una ciudad muy musical.

-Lo es. Y en estos últimos años ha logrado ocupar un lugar en el mapa musical muy importante. He sido director asistente de la Orquesta de París y he estado con ella en Oviedo. Lo más grande de la música está pasando, no solo por Madrid y Barcelona, también por Oviedo, y eso es buenísimo: escuchar grandes orquestas que van marcando el nivel.