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"¿Quién le roba al pobre? ¡Sois escoria!", clama Villafría contra los asaltos a pisos

"Son casas de protección oficial, pero les da igual", dicen los vecinos del barrio ovetense, que reclaman más vigilancia policial

El cartel colocado por los vecinos en el edificio en el que se produjeron los robos. DIANA ARANA

En el portal del número 10 de la calle Purita de la Riva, en la zona de Villafría, cuelga un cartel perfectamente visible desde la calle: "¿Quién roba en la casa del pobre? ¡Sois escoria!", dice el letrero. El mensaje lo han escrito los vecinos y va dirigido a los ladrones que el pasado martes entraron a robar en dos pisos del bloque, tras reventar las cerraduras a plena luz del día. Los cacos no se llevaron mucho botín, pero volvieron a demostrar que tienen muy pocos escrúpulos. "Entraron en casa de una señora mayor que enviudó el año pasado y en la de una joven con un sueldo que no debe de llegar ni a los mil euros. Estas son casas con régimen de protección oficial, con alquileres bajos y vecinos mileuristas, pero a estos desaprensivos eso les da igual", explica Bárbara Prado, la presidenta de la comunidad en la que ocurrieron los hechos. "A la chica le robaron sólo cincuenta euros, porque era lo que tenía en ese momento en casa", añade Prado.

Del otro piso, del de la mujer mayor, los ladrones se llevaron un joyero con piezas de plata y oro que tienen un valor muy superior a los cincuenta euros, pero podía haber sido mucho peor. "Ella no se defiende muy bien con el idioma porque es extranjera, pero me explicó que tenía bastante dinero en casa y que no se lo encontraron", señala la presidenta de la comunidad, que ayer hizo de portavoz de los afectados. Y es que ella fue de las primeras en enterarse de lo ocurrido. "Subía en el ascensor y al llegar a mi piso, en el sexto, me encontré con la señora en el descansillo. Me explicó como pudo que había llegado a su casa, que había visto la cerradura reventada y que no se atrevía a entrar. Entonces subí con ella hasta el séptimo, me di cuenta de que se trataba de un robo y avisé a la Policía. Enseguida llegó un coche de la Nacional", afirma.

Bárbara Prado se percató rápidamente de que la puerta de la casa de otra vecina, en el mismo piso, también había sido forzada. "Llamamos al timbre, pero la chica estaba trabajando. Vino en un taxi en cuanto la llamó la Policía", explica la mujer. "Primero llegaron los agentes y entraron en los pisos para comprobar que los ladrones no seguían dentro y después dejaron pasar a las dos afectadas. Ahí fue cuando la mujer mayor se dio cuenta de que no se habían llevado el dinero que guardaba. Hasta entonces estaba muy nerviosa, como es lógico", añade Prado. "Cuando entró en el piso estaba todo patas arriba. Le habían sacado la ropa de los armarios y estaba toda por el suelo. Se ve que estuvieron un rato buscando algo de valor", dice la presidenta de la comunidad.

Tres horas

Los robos registrados en el número 10 de la calle Purita de la Riva se produjeron en un espacio de tiempo que no supera las tres horas. "La señora dice que salió a la compra sobre las diez de la mañana y que cuando volvió a casa, sobre la una de la tarde, que fue cuando yo me la encontré en el descansillo, ya había ocurrido todo", dice Bárbara Prado. En el edificio en el que se produjeron los hechos hay cuatro viviendas por planta. "Nadie escuchó nada a pesar de que lo hicieron todo a plena luz del día. Entran y se van en un momento", señala la mujer.

El método utilizado por los cacos para asaltar las viviendas es un viejo conocido en Oviedo: el "bumping". La técnica "bumping" (rebote en castellano) tiene su origen en el trabajo de los cerrajeros de Dinamarca de los años setenta, aunque no comenzó a emplearse como método de robo hasta hace unos años. El método consiste en insertar una llave en la cerradura, realizada con la posición más baja a la que llegan los cilindros o pistones que conforman el cierre, y golpearla con un objeto, consiguiendo que las piezas se separen y se libere el giro de la llave.

El año pasado, sin ir más lejos, la ciudad sufrió una oleada de robos en viviendas vacías desde el inicio del verano con la técnica del "bumping". También se detectó que los ladrones dejaban testigos de plástico en las puertas para saber cuáles estaban vacías y poder actuar.

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