La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El Naranco se crece en verano

Las visitas guiadas a los monumentos ganan adeptos como alternativa de ocio a las playas durante un mes de julio especialmente nuboso

Varios turistas, durante la visita. DIANA ARANA

En la plaza de Porlier tres personas con chaleco azul parecen pasar desapercibidas para los vecinos que toman café en los establecimientos de los alrededores de este céntrico espacio de la ciudad. Un vehículo serigrafiado con las palabras "autobús turístico del Naranco", aparcado frente al Teatro Filarmónica, también parece invisible para los viandantes, para trabajadores que, a media mañana, piensan en sumarse a esos bebedores de café que se les han adelantado por pocos minutos. Solo los turistas se paran frente a la estatua del viajero que adorna uno de los laterales de la plaza y son abordados por el personal del chaleco azul, perteneciente a la empresa que ofrece este verano rutas guiadas y en autobús para conocer los enclaves más destacados de Oviedo.

En el centro de la plaza, un pequeño cartel de madera anuncia tres visitas guiadas: Oviedo antiguo, Oviedo antiguo y Catedral, y un bus turístico que va al Naranco. El clima es el propicio para el turismo cultural, con un cielo completamente blanco que parece de granito y niega la entrada al sol. Lo que anula completamente los planes de playa y congrega a numerosos visitantes en la capital asturiana.

David Estévez, el guía turístico a cargo de la visita en autobús al monte, explica que "el 90 por ciento de los ovetenses desconoce que haya un bus turístico que va al Naranco y llevamos haciéndolo cinco años durante la temporada estival". Por ello, denuncia "el poco eco que se le da desde el Ayuntamiento y las oficinas de turismo".

Aun así, aunque poco a poco, la gente se va acercando al autobús, hasta llenar 18 de las 25 plazas. Todos son turistas nacionales que, salvando a una familia con dos niños, presentan un perfil que va de los 55 a los 70 años. Todos se confesarán sorprendidos y satisfechos con la visita.

Dice David Estévez que el perfil de gente que asiste "suelen ser el de personas de mediana edad o mayores que no disponen de vehículo propio para desplazarse, pero también hay familias y parejas. Gente que ya está previamente interesada en el Prerrománico". Añade que, "debido a la dificultad que puede presentar el acceso hasta los monumentos, el microbús aporta un valor añadido, porque no solo es que llegar pueda ser complicado, es que aparcar es difícil y hacerlo en un sitio indebido puede suponer hasta 400 euros de multa".

Dos horas

La visita en microbús, quizás la gran desconocida del turismo cultural en Oviedo, tiene lugar de martes a sábado, a las 11.30 horas de la mañana y con una duración aproximada de dos horas.

La excursión, que comienza en el casco antiguo de la ciudad, realiza un recorrido por lo que denominan el "Oviedo moderno", haciendo un trayecto sobre la historia de la capital, con un discurso fluido que en nada recuerda a la clásica grabación del autobús turístico de dos pisos. Se insta a los turistas a participar con frases como "ante cualquier pregunta, duda o reclamación 'disparen al pato'". Durante este primer trayecto, David Estévez comenta elementos de la ciudad y de su historia, denominándola "ciudad de reyes" por la influencia de la Monarquía Asturiana, además de curiosidades sobre temas tan diversos como Clarín, el Teatro Campoamor o el campo San Francisco.

El autobús da la vuelta en San Miguel de Lillo y deja a los visitantes a pocos metros de Santa María del Naranco. Allí, Carmen Espinosa de los Monteros, una andaluza que desvela su procedencia con su acento y la frase "soy de doblando el mapa", dice que desde que está jubilada "me dedico a conocer todas las capitales de provincia de España; en vez de irme a Cancún, prefiero conocer lo nuestro", añadiendo que "Oviedo es una de las ciudades que, sin duda, más me está gustando".

Carmen Espinosa ve imposible el acceder a los monumentos "a causa de una artrosis en las rodillas" que desafortunadamente le impide bajar escaleras. Es algo que, dice, compensará "comprando una guía ilustrada". Todo con tal de conocer una de las grandes "joyas" arquitectónicas de Europa.

Dentro de Santa María del Naranco, David Estévez da una clase magistral sobre la historia, curiosidades y anécdotas del edificio, ante la atención de 18 oyentes que disfrutan de las vistas desde la ventana tripartita. Algo que, como a buenos foráneos, les sonaba más a los anuncios de la "Asturias Paraíso Natural" que al gobierno de tres partidos del Ayuntamiento de la ciudad.

Esperar cola

Es en la visita al piso inferior cuando el grupo no se libra del clásico incidente con un espontáneo. Los monumentos del Prerrománico no son de entrada libre y los grupos cerrados, como el del autobús, tienen preferencia respecto de los visitantes individuales, que deben esperar una cola. Así, asisten estupefactos a la reacción de un turista que, queriendo entrar a su misma vez, es apartado por uno de los guardas.

La visita recorre a pie los 250 metros que separan Santa María de San Miguel de Lillo, donde la visita continúa en la misma línea, con la salvedad de la prohibición de hacer fotos y los trabajos de restauración que ocupan parte del edificio.

La vuelta, en la misma tónica que el resto de la visita, siguió con las explicaciones y anécdotas constantes de David Estévez hasta llegar al punto de salida, el Teatro Filarmónica.

Allí cerca, los asistentes a la visita son invitados a una cata de productos asturianos, algo que se realiza con todos los turistas desde una grata experiencia con un grupo de japoneses que quedaron prendados de la gastronomía del Principado.

Compartir el artículo

stats