Un hombre incendió su vivienda del primer piso del número 46 del Postigo Bajo enfurecido tras discutir con su mujer la madrugada del martes al miércoles hacia las 2.45 horas. La Policía Nacional le detuvo no sólo por prender fuego a la vivienda, sino también por intentar robar esa noche en una clínica dental ubicada en el bajo del edificio lanzando una tapa de alcantarilla al escaparate. Milagrosamente, nadie resultó herido o intoxicado. La treintena de vecinos del bloque bajó por su propio pie a la calle en cuanto el humo se adueñó de los rellanos y permaneció allí unas tres horas por recomendación de la policía y los Bomberos de Oviedo. Según los agentes, lo que pasó fue producto de un "ataque de ira".

"Yo le decía: '¡Para, Ramón, para!', pero nada. Se puso a romper la casa a lo bestia y luego sentimos una explosión. Eran los cristales de la cocina, que reventaron por el calor". El cuñado del detenido ofreció ayer su versión de los hechos a este periódico. Vive en el tercer piso del mismo edificio y asegura que, al igual que el resto de los residentes, está allí "de okupa" desde hace años. No sabe por qué se enfadaron su hermana y su cuñado, pero asegura que "la cosa fue a más porque la discusión subió de tono sin llegar a los malos tratos" y que la chica no estaba en casa cuando empezó el fuego porque se había refugiado en otro piso con un familiar. Al parecer, la pareja convive con dos niñas pequeñas fruto de relaciones anteriores y la mujer está embarazada.

La Policía Nacional está investigando el caso y recabando pruebas para saber con qué pudo prender fuego el detenido. Hasta el momento, no ha trascendido si el detenido tiene antecedentes penales o ha recibido denuncias. A priori, todo indica que el incendio empezó en el salón. El piso ahora está destrozado y es inhabitable. Las tres habitaciones, los baños, la sala de estar y la cocina se han convertido en un amasijo de muebles ennegrecidos y las ventanas no tienen cristales.

Los vecinos de puerta contaron ayer que mantenían una buena relación con la pareja y que el hombre les parecía "educado". El incendio les pilló durmiendo. Pensaron que un electrodoméstico había estallado, pero en realidad se despertaron por el ruido de los cristales. Todos relataron lo sucedido con todo lujo de detalles. Sin embargo, ninguno se atrevió a revelar su identidad. "Oímos una explosión muy fuerte. Cogimos a los niños y salimos a la calle con lo puesto. No hemos vuelto a ver a la pareja por aquí, pero claro, tal como está la casa...", dijo ayer uno de ellos.

El edificio, destartalado

En el número 46 del Postigo Bajo hay unos veinte adultos y unos quince menores, muchos bebés o niños de corta edad. La mayor parte son familias formadas por padre, madre, hijos y abuelos. Se trata de un edificio de cinco pisos que por fuera aparenta estar en buen estado, pero por dentro está destartalado. El portal recibe al visitante con pintadas a boli y a tiza. Casi todas sin declaraciones de amor. Por ejemplo: "Te quiero morina mía perdona por todo. Te amo". Cada rellano tiene una media de cuatro puertas; algunas abiertas de par en par, otras rotas y el resto sucias y abandonadas. El bajo del inmueble lo ocupa un laboratorio dental que ayer estaba cerrado y en cuyo escaparate podían apreciarse las consecuencias del ataque de ira de su vecino. Una de las lunas está hecha hecha añicos y protegida temporalmente con cartón.

Según la Policía Nacional, el detenido lanzó una tapa de registro al laboratorio con la intención de entrar a robar, pero su cuñado da una versión diferente. "Arrancó la alcantarilla y rompió la tienda porque estaba cabreadísimo en ese momento. Quería llamar la atención de mi hermana".

Uno de las últimas detenciones en Oviedo por provocar un incendio en un piso fue el 25 de febrero en Ciudad Naranco. Un joven de 23 años se introdujo en la casa de su vecina para robar saltando por la valla de la terraza. Después de coger el botín -una importante cantidad de dinero- roció una cama y un sofá con un bote de alcohol que encontró en el baño de la vivienda y les prendió fuego con un mechero. La Policía Nacional lo localizó y acabó detenido al mes siguiente tras investigar el caso.