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La Cámara Santa, vedada a las sillas de ruedas a falta de un plan de accesibilidad

La Catedral tiene aparcado desde 2013 un proyecto para facilitar la visita de personas con discapacidad que incluía la instalación de un elevador

Una mujer sube por la escalera de caracol a la Cámara Santa. DIANA ARANA

La Cámara Santa, la "joya" prerrománica en la que se guardan las reliquias más valiosas y populares de la Catedral, está vedada a las personas que se desplazan en silla de ruedas. Solo se puede acceder a ella por la escalinata del siglo XVIII que parte del trasepto o por una escalera de caracol instalada no hace muchos años, ambas inaccesibles para alguien con serios problemas de movilidad. No hay manera de salvarlas, salvo que se suba al visitante discapacitado en brazos. Muchas catedrales y monumentos españoles han implantado medidas para mejorar la accesibilidad en los últimos años. La de Oviedo tiene aparcado desde el 2013 un plan que, entre otras actuaciones, contemplaba la instalación de un elevador que desde la planta baja llevaría a la antesala de la Cámara Santa.

Aquel proyecto, que financió la Fundación Cristina Masaveu Peterson, fue aprobado parcialmente, pero el ascensor, muy sencillo y que iba a sustituir a la escalera de caracol, no salió adelante. El deán de la Catedral, Benito Gallego, explica que a lo largo de estos últimos años el Cabildo ha ido adoptando algunas de aquellas medidas recogidas en el plan, como la colocación de rampas para salvar las escaleras de la capilla de Covadonga y el claustro, y las de la entrada a la capilla de Santa María del Rey Casto, a la que se llega por el Jardín de los Reyes. El desarrollo del plan de accesibilidad no era costoso. Lo más caro era instalar el ascensor y el mayor obstáculo eran las restricciones de la Administración para actuar en el entorno de un espacio tan singular como la Cámara Santa. "El criterio en lo que respecta a esa zona sigue siendo el mismo ahora: no tocar", afirma el deán.

Pensando en las personas con movilidad reducida, el Cabildo ha instalado unas pantallas en la girola, similares a las que hay a la entrada de la Cámara Santa, en las que se pueden contemplar con todo detalle las cruces de la Victoria y de los Ángeles, el Sudario y la Caja de las Ágatas. Las imágenes se pueden girar y ampliar, como en una "tablet".

En la Catedral de Oviedo las personas con discapacidad tienen la entrada gratis, para ellas y para la persona que les acompañe. Los ciegos pueden acceder con perro guía, pero no hay folletos en braille para ellos, como en las catedrales de Sevilla, Tarragona o en la mezquita-catedral de Córdoba. El Cabildo está abierto a cualquier iniciativa que lo facilite, asegura el deán, como las que se han llevado a cabo en esos templos bajo el auspicio de la ONCE (Organización Nacional de Ciegos). San Salvador tampoco dispone de signoguías -profesionales que conducen las visitas en lengua de signos- como los que hay en Sevilla.

Nada excepcional

La adaptación que requiere el acceso a la Cámara Santa en silla de ruedas es más compleja. Marcos Gómez Gallego, un ovetense que la utiliza para desplazarse, echa de menos rampas en la entrada principal de la Catedral, aunque para las personas que utilizan silla de ruedas se abre la entrada de los peregrinos, en el Tránsito de Santa Bárbara, siempre que lo soliciten. La Catedral, opina Gómez Gallego, no es una excepción en lo que se refiere a monumentos y accesibilidad. Repara en que, sin ir más lejos, en la iglesia de San Tirso y en la capilla de La Balesquida tampoco hay accesos adaptados. Sin embargo opina que la reciente reforma en la basílica de San Juan el Real, donde se ha instalado una rampa acristalada muy cómoda, es un ejemplo a seguir.

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