Los representantes de las personas con discapacidad son partidarios de retomar el plan director de accesibilidad de la Catedral, que el arquitecto Leopoldo Escobedo Sela redactó hace cinco años y que pagó la Fundación Cristina Masaveu Peterson. La presidenta del CERMI (Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad) en Asturias, Mónica Oviedo, asociación con la que se consensuó aquel documento, considera que "es posible mejorar la accesibilidad en la Catedral" y estima que todos los que contribuyeron a aquel proyecto deberían volver a "sentarse, examinar lo que se ha hecho en estos años, buscar financiación, ya sea de la administración, de instituciones o de entidades privadas, y fijar un calendario de actuaciones".
"El estudio de campo está hecho, pero no se ejecutó por falta de presupuesto", afirma Mónica Oviedo.
Consciente de las dificultades arquitectónicas de intervenir en edificios con interés histórico y patrimonial, como es el caso de la Catedral de Oviedo, la portavoz del comité, una plataforma que aúna a los afectados por alguna discapacidad, señala que "el acceso a la Cámara Santa es muy complicado, porque los espacios son muy ajustados". La posibilidad de instalar un elevador, que en su día echó por tierra la Consejería de Cultura, no es descabellada, según Mónica Oviedo, que asegura conocer varias catedrales en las que se ha optado por esa solución, entre ellas la de Burgos. Además, menciona el caso del edificio histórico de la Universidad de Oviedo, catalogado y que hace ya algunos años que cuenta con un ascensor.
"El problema es el presupuesto", señala la portavoz del colectivo, y lo que hace falta es "una memoria económica y fijar plazos" para ir desarrollando el plan de accesibilidad de 2013. El CERMI participó en su diseño, junto a otras asociaciones, a la Consejería de Cultura, el Ayuntamiento y el Cabildo. "Buscamos todas las soluciones posibles", añade Oviedo, pero para que sean efectivas es necesario "priorizar e ir eliminando barreras".
