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Sin ascensor y a oscuras en los pasillos por la deuda del casero

Sesenta inquilinos de un inmueble del centro, entre ellos varias personas mayores, pasan cinco días sin luz en las zonas comunes

Ángel Muñiz, en el ascensor de su edificio, que estuvo inutilizado durante cinco días. LUISMA MURIAS

Los sesenta inquilinos de un inmueble del centro de Oviedo han pasado los últimos cinco días sin poder usar el ascensor y a oscuras por los pasillos. La compañía que suministra la electricidad al edificio cortó el servicio el pasado lunes por los impagos de la propiedad y no lo restituyó hasta ayer, a última hora de la mañana. Entre los residentes en el bloque de viviendas, con nueve pisos de altura, hay muchas personas mayores y algunas, ante la imposibilidad de bajar y subir las escaleras, han pasado estos cinco días sin salir de casa. "Estamos pagando justos por pecadores", se quejó uno de los afectados.

Los inquilinos refirieron ayer a LA NUEVA ESPAÑA que hace ya varios meses que la inmobiliaria Solvia adquirió el edificio, en la calle Víctor Chávarri, al anterior propietario y actualizó las rentas. Dicen que algunos se fueron porque no podía afrontar el nuevo alquiler.

"El lunes por la mañana llegó la empresa de la luz, vino a cortarla, y nos quedamos sin ella en pasillos, portales..., los ascensores no funcionaban y hay nueve plantas, y la media de edad es alta. Tampoco funciona la antena de televisión", se quejaba una de las vecinas. Hasta ayer no se restableció el servicio, en cuanto llegó el cheque de la propietaria a la compañía eléctrica Edp. El festivo en mitad de la semana no facilitó las cosas y uno de los inquilinos comentó que, aunque la inmobiliaria efectuó el pago enseguida, no fue recepcionado hasta ayer. "Hace tres meses que la compañía eléctrica había avisado a la inmobiliaria de que tenía deudas pendientes y de que si no las hacían efectivas se cortaría el suministro", refiere un vecino.

Los inquilinos, que no tenían ninguna noticia del impago de la propietaria y que están al día con las facturas de sus pisos, pasaron estos días orientándose por los pasillos con la ayuda de la luz que emite el teléfono móvil y subiendo y bajando a pie, o resignándose a quedarse en casa.

Atención al cliente

"Yo entiendo que al adquirir el inmueble la inmobiliaria lo hace libre de cargas", reflexionaba una arrendataria. La mujer se quejó de las dificultades para ponerse en contacto con la empresa que tiene la propiedad del servicio, que cuando les llamaban reclamando les remitía a un teléfono de Alicante. "El servicio de atención al cliente es nefasto", sentenció.

"Mi mujer estaba negra, porque tenía que bajar y subir el perro hasta el quinto piso en el que vivimos: hasta el animal se cansaba", contaba ayer otro de los afectados. "Hay otras vías para cobrar las facturas impagadas, la judicial es una de ellas", opinó.

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