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Las infraestructuras culturales de la ciudad

Artistas y promotores exigen la apertura de grandes espacios escénicos en Oviedo

Los creadores denuncian la falta de aprovechamiento del Campoamor, el Auditorio y el teatro Pumarín: "Hay que hacer más que ópera y zarzuela"

Espectáculo de "Carmina Burana" en la despedida a Marzio Conti, celebrado en la plaza de la Catedral en junio del año pasado. IRMA COLLÍN

Artistas y promotores demandan la apertura de grandes espacios escénicos en Oviedo para lograr que la ciudad sea más competitiva a nivel festivo y cultural a lo largo del año. Si bien ponen el punto de mira en los 210.000 metros cuadrados de la fábrica de armas de La Vega y en los terrenos del antiguo Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), también señalan otras instalaciones que, a su juicio, están desaprovechadas: Campoamor, Auditorio Príncipe Felipe, Palacio de Calatrava o el teatro Pumarín, entre otros. Además, algunos creen que existen multitud de potenciales escenarios para programar casi cualquier espectáculo; desde las plazas y los parques, hasta las estaciones de tren y autobús, pasando por las terrazas de los establecimientos.

"En Oviedo está todo por organizar. Es como un lienzo en blanco en el que hay que hacer bastante más que ópera y zarzuela, que también está muy bien, pero que no debe convertirse en nuestro único atractivo". Daniel Giménez Alcayde, agitador cultural que fue propietario durante muchos años del bar Danny's Jazz, cree que Oviedo pierde fuelle en comparación con otras ciudades del entorno como Gijón porque no existe una buena gestión pública del ocio y la cultura. Defiende el uso de espacios alternativos o poco comunes para programar - "valen hasta los escaparates"- y apuesta por fijar siempre un precio, aunque sea mínimo. "Las actividades culturales no deben ser gratis, la gente tiene que saber valorarlas".

El presidente de la Asociación de Compañías Profesionales de Teatro y Danza de Asturias, Sergio Gayol, es algo más positivo sobre el futuro de la agenda cultural ovetense, aunque defiende la teoría de que el Ayuntamiento ahora no está sacando el rendimiento adecuado a sus infraestructuras al fijar espectáculos sin demasiado criterio. "Las actividades de ocio y cultura en Oviedo son un batiburrillo con poca lógica o regularidad. Es necesario diseñar una programación estable". En la misma línea, el actor e integrante de la compañía Teatro Margen, Alfonso Aguirre, va un poco más allá y señala algunos lugares "desaprovechados". Por ejemplo, el teatro Pumarín: "Allí es factible hacer un ciclo escénico, pero lo suelen utilizar asociaciones. En el Calatrava tampoco se programa gran cosa".

Los profesionales de la música, las artes y el teatro asturiano echan de menos una gran extensión de terreno en la que organizar actos multitudinarios y que pueda albergar edificios culturales. El artista Ánxel Nava reclama dos de ellos. Un centro municipal de arte contemporáneo y una casa de cultura. "Oviedo es la única ciudad asturiana sin una sala municipal dedicada al arte contemporáneo. No sería descabellado hacerla en el viejo HUCA previa reforma. Esta ciudad tiene muchos espacios teóricos, pero no prácticos. Los centros sociales, por ejemplo, están dispersos y no ofrecen cultura. Eso otra cosa".

El promotor musical Enrique Granda se queja de la existencia de una barrera comunicativa con el Ayuntamiento y de una mala gestión local de las fiestas y los eventos. "En el Ayuntamiento falta gente que coja el teléfono cuando necesitas programar. Gran parte del problema son los interlocutores. No hay ideas. No hay renovación. No hay profesionales puestos al día", comenta antes de añadir que muchos de los escenarios de Oviedo solo son una fachada: "Es inviable organiza conciertos en la plaza de toros sin una reforma integral".

Si en algo coinciden los profesionales del mundo artístico asturiano es en la necesidad de establecer una mesa de diálogo y trabajo con el Ayuntamiento para, tal como dice Ánxel Nava, "levantar" Oviedo. La artista y empresaria Ángela Show -que se pasa más de la mitad del año en Ibiza- no tiene pelos en la lengua al decir que "Oviedo está muerto. Y en verano más. La prueba es que no tiene una buena discoteca para hacer espectáculos. Cerraron todas hace años y desde entonces la ciudad se echó a dormir".

El concejal de Cultura, Roberto Sánchez Ramos, es rotundo al afirmar que en Oviedo hay escasez de escenarios para organizar eventos culturales y festivos. "La ciudad tiene poco espacio porque en su día se alicató de hormigón", dice en referencia al proceso histórico por el que la capital asturiana se fue quedando sin grandes extensiones de terreno en favor de la construcción de viviendas, centros comerciales o industria. "El hormigón se fue comiendo a Oviedo en el último tercio del siglo XIX y a partir de los años sesenta del siglo pasado. Había más de un millón de metros cuadrados sin ocupar desde la iglesia redonda de San Francisco de Asís hasta el viejo HUCA. En medio, sólo existía el antiguo Carlos Tartiere y alguna que otra casa. Lo llamaban el campo de maniobras. Luego, su pusieron a construir sin parar y todo aquello se redujo muchísimo", explica el edil, que también pone como ejemplo el derribo del antiguo matadero en el barrio de Pumarín y la posterior construcción de una superficie comercial. Para Sánchez Ramos, el único gran espacio del que dispone Oviedo es el Campo San Francisco, que está limitado parcialmente a la organización de actividades para preservar sus elementos constructivos, como el mosaico del Paseo de los Álamos. "La fábrica de La Vega es el futuro de los actos multitudinarios en Oviedo. El Ayuntamiento tiene ante sí el reto de hacerse con esos 210.000 metros cuadrados. De lo contrario, perderemos un buen motor económico y de empleo".

Los profesionales de la música, el teatro y el arte reclaman también la ejecución de las obras de mejora de las pistas de San Lázaro para organizar, entre otros actos, parte de los conciertos de San Mateo. Los trabajos llevan un retraso de tres años, aunque el gobierno local anunció este mes el concurso de licitación de las obras por un presupuesto 700.000 euros, de forma que el espacio esté listo en 2019.

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