En Oviedo no sólo está abandonado el Campo San Francisco. Muchos de los pequeños jardines que se encuentran repartidos por distintos puntos de la ciudad, como el situado en el entronque de la calle González Besada con la de Muñoz Degraín, sufren también la desida municipal.

En este caso el que podía ser un rincón verde con atractivo se convirtió en un gran matorral que crece descontrolado, sin lo que sus plantas sepan lo que es una poda. Pero no sólo es eso, se quejan los vecinos, sino que la tierra que cubre el suelo está tapada con grandes piedras, muchas de ellas sueltas, que constituyen un peligro para viandantes y automovilistas si caen en manos de algún gamberro.

Ya hay un precedente en el portal número uno de Muñoz degraín, en el que una de estas piedras terminó en su interior tras romper uno de los cristales.