La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La vida MIR: estudiar "a saco", salir "a muerte"

La plaza del Sol y el Paraguas, puntos de encuentro para la única pero intensa salida semanal de los futuros médicos residentes

Por la izquierda, las estudiantes MIR Ángela Fernández, Galilea García y Ariadna Vázquez, con el hostelero Roberto F. Marca. C. L.

"Nuestro plan es básicamente estudiar y el sábado... pues salimos a saco". Lo dice la pamplonica María Bazán y es la consigna de los futuros Médicos Internos Residentes (MIR) que, tras duras jornadas de estudio, de unas 15 horas diarias a lo largo de la semana, toman los bares y discotecas de Oviedo buscando un desahogo antes de regresar cada lunes a la academia. Estos 1.200 jóvenes de múltiples lugares de Españ, disfrutan de una fiesta sana, pero intensa, a pesar de los aún "desoladores" -dicen- resultados que logran en los primeros simulacros del examen.

El microcosmos nocturno que supone el ocio de los futuros MIR es un desconocido para la mayoría de los ovetenses que, en muchos casos, ni siquiera se encuentran estos días en la ciudad. Su ruta es una cuestión de costumbres, visitando cada sábado las mismas "parroquias". Los primeros ecos de la fiesta se comienzan a escuchar hacia la medianoche. La plaza del Sol se llena de aspirantes a médico que le dan un aspecto más propio de sus mejores noches de septiembre y para nada acorde con el resto de zonas de una ciudad que, durante el periodo estival, se ven a medio gas.

Los hosteleros que aprovechan esta afluencia celebran, en la gran mayoría de los casos, el comportamiento de una clientela más "exigente" pero también más "tranquila" que la usual. Como dice Gonzalo García-Conde tras la barra del Sol y Sombra, el habitual ruido ensordecedor en la plaza se ha convertido, con el despliegue de cientos de MIR, en algo parecido a un "murmullo atronador". Una analogía verdaderamente representativa del panorama nocturno de los sábados veraniegos en Oviedo. Progresivamente, los estudiantes van abandonando la plaza en grupos donde resulta prácticamente imposible encontrar personal ajeno a los estudios médicos.

En lugar de la clásica calle Mon, casi desierta durante el verano, el epicentro y principal destino de los futuros doctores es la plaza del Paraguas. Allí, las atareadas camareras del Nunca Jamás, a reventar entre las 3 y las 4 de la mañana, comentan que los MIR representan, aproximadamente, el "90 por ciento" de su clientela durante el verano. Y destacan que, si bien, son un perfil de cliente "agradable y agradecido", lo que más les llama la atención es que " algunos beben mucho... pero exagerado", algo que recalcan las trabajadoras.

Para los estudiantes, es una situación perfectamente normal. Lo explica fácil la coruñesa María Combarro, que recuerda que a las 10 de la noche aún está saliendo de la academia tras un examen de cuatro horas. "Después de una semana como la nuestra, dime, ¿a quién no le apetece una copa?", se preguntaba entrando bebida en mano en el local.

Sin embargo, la promesa de una dura resaca tras la fiesta acaba por desmotivar a algunos. Lo confirma la granadina Isabel González, que confiesa que, aunque el sábado le apetezca "desfasar" y "olvidarse de todo", cuando llega el domingo, si se ha pasado más de lo debido, no le termina compensando arruinar su único día de descanso.

Compartir el artículo

stats