El público de la exhibición de monta de caballos salvajes en el Centro Asturiano enmudeció de golpe ayer a eso de las siete de la tarde. Raúl Cabo yacía en el campo boca abajo. Acababa de caerse al intentar subirse a un potro de tres años que debutaba en la prueba del Naranco. "Verruguitas" le derribó cuando el joven llevaba unos tres minutos intentando montarle. Los sanitarios entraron corriendo. Seguía sin oírse una mosca en el campo de futbito habilitado temporalmente para acoger la Fiesta del Asturcón. El joven movió las piernas. "¡Ay, Dios! Menos mal. Está bien", dijo en voz baja una mujer.

Cabo se repuso rápidamente, rechazó tumbarse en camilla y salió entre aplausos por su propio pie en dirección a una ambulancia de la Cruz Roja estacionada a sólo unos metros. El propio presidente del Centro Asturiano, Alfredo Canteli, le acompañó hasta el vehículo. El montador había perdido el conocimiento varios minutos por el golpe. No tuvo buena tarde. El caballo anterior, "Escurridizu", le había mordido en una pierna durante la exhibición, pero no precisó puntos en la herida.

La Fiesta del Asturcón es uno de los actos fundamentales y de más tradición del programa de actividades de Nuestra Señora de Covadonga; unos festejos que terminarán el domingo. Además de la exhibición de monta, el Centro Asturiano de Oviedo organiza un marcaje de potros en colaboración con la Asociación Conservadora de Asturcones del Sueve. "Cenicienta", "Desmadre" y "Cualquiera" salieron de allí luciendo la marca del club de campo del Naranco. Los organizadores usan una técnica menos dolorosa para los animales que el fuego, les marcan con hidrógeno.

La reina de las fiestas, Covadonga García, y sus damas de honor, Sara López y Claudia Villanueva, se encargaron del primer caballo. Ataúlfo Valdés (exdirectivo del Real Oviedo, propietario de la pastelería Asturias y nombrado abuelo del año en las fiestas) marcó al segundo. Y al científico asturiano Amador Menéndez le tocó el tercero.

Ninguno de los tres animales fue fácil de domar, por lo que se hizo necesaria la intervención de varios integrantes de la Asociación Conservadora de Asturcones del Sueve. Nueve caballos desfilaron sin problema ante el público al ritmo de música relajante antes de dar paso a la exhibición de monta de los potros salvajes "Escurridizu", ya veterano, y el debutante "Verruguitas".

Raúl Cabo y Diego Fernández dieron lo mejor de sí para lograr subirse a lomos de los animales. El primero con peor suerte que su compañero al acabar dentro de una ambulancia para curarse un mordisco en la pierna y someterse a una revisión tras perder el conocimiento después de caer al suelo. Ambos tuvieron cinco minutos para conseguir montar a los potros. Lo lograron casi siempre en los últimos sesenta segundos, y sólo un instante antes de que los animales se rebelasen de nuevo para librarse de ellos. La fiesta cumplirá el año que viene la mayoría de edad al hacer 18 años.