La Goleta, el restaurante-marisquería que fue una referencia en Oviedo, reabrió ayer sus puertas después de más de año y medio de su cierre. Y lo hizo de la mano del hostelero leonés Quico Álvarez, hijo de Quico el del mítico mesón del pueblo de Arbás, al que dio nombre y que estaba muy cerca del alto del puerto de Pajares, en el que durante los días de niebla o ventisca muchos esquiadores ovetenses degustaban al mediodía su sabroso y contundente condumio, muy cerca de la colegiata.

Y ayer Quico, el hijo de Quico el de Arbás, inició una "apuesta hostelera más nostálgica que empresarial". Así lo sostuvo el empresario mientras saludaba a los invitados que, desde las ocho de la tarde, acudieron a la reinauguración del restaurante de la calle Covadonga.

"Siempre estuve en negocios de hostelería, y desde que dejé el área de descanso de la autopista del Huerna, hace cinco años, estuve parado y esa situación no va con mi carácter. En La Goleta veo una oportunidad de seguir en un sector en el que estuve toda la vida y estoy muy ilusionado, igual que mi mujer, María Jesús Suárez, y nuestro hijo Rubén, que representa el futuro".

A Quico se le veía ayer por la tarde muy ilusionado con esta iniciativa en la que mantiene la esencia del clásico restaurante ovetense, aunque, eso sí, sin marisco en la carta. "Sólo por encargo, aunque las ostras y las cigalas siempre estarán presentes a todas horas en el restaurante".

Y para finalizar, una observación de hostelero de raza. "Siempre atenderemos las sugerencias de los clientes para cambiar la carta si es necesario".