A las dos y media de la tarde de ayer resultaba prácticamente imposible encontrar una mesa libre en las casetas del Bombé. El sol que lució a lo largo de toda la mañana y la coincidencia del primer vermú de las fiestas de San Mateo con el fin de semana hizo que los ovetenses se echaran a la calle en masa para disfrutar de la oferta hostelera del Campo San Francisco. "Esto es lo mejor de todo San Mateo. Tienes para comer, para beber, hay música... Tendrían que abrir todos los fines de semana del año en los que acompañe el tiempo porque a la gente le gusta este tipo de ocio", asegura Raquel Revuelta, que ayer estaba en el Bombé junto a su marido y otra pareja. "De aquí no salimos hasta las seis de la tarde. Ahora vamos a tomar algo y después a comer", advertía la mujer con una caña de cerveza en la mano.

Pedro Barbero también se acercó ayer al paseo del Bombé junto a su familia y varios amigos. "Estamos encantados, sobre todo con este día. Nos gusta venir al Bombé porque nosotros podemos estar tomando algo y los niños tienen espacio de sobra para jugar. La oferta gastronómica está muy bien y el ambiente es muy bueno. No hay más que ver que está todo a reventar", explica Barbero. "La verdad es que hay un ambientazo. Hay muchísima gente, pero se está mucho más relajado que en otras partes de la ciudad en las que se forman aglomeraciones que impiden el paso", añade Iris Pedrón a las palabras de Barbero.

Las fiestas de la ciudad acaban de dar comienzo y las fuerzas aún siguen casi intactas. Y si no, que se lo pregunten a Mateo Fernández, que había salido la noche anterior "hasta las tantas" y ayer estaba en el Bombé con mucha gana de marcha. "Tenemos pensado tomarnos al menos una cerveza en todas las casetas antes de que termine San Mateo. Hoy -por ayer- seguro que vamos a hacer unas cuantas", explicaba en la barra de uno de los 17 establecimientos que están instalados en el paseo del Campo San Francisco.

Los propios hosteleros estaban sorprendidos ante la respuesta de los ovetenses. "Todavía estamos empezando, pero la verdad es que, al menos hoy ya hay mucha más gente que el año pasado. también hay que tener en cuenta que hace muy buen día y que es el segundo día de San Mateo", señalaba Pilar Rodríguez, que trabaja en una de las casetas junto a Marisol Fernández, Pablo Mourelo, Darío Pagmutti y Noel Rodríguez. "Normalmente solemos cerrar sobre la una de la madrugada, pero los fines de semana igual estiramos un poco. La gente suele quedarse por aquí hasta que termina la orquesta", explica el chef Rodrigo Roza, el jefe de Rodríguez. "Hay ambiente de todo tipo, desde familias hasta gente joven", añade el responsable de la caseta.

El camión de la orquesta, precisamente, fue el único que rompió ayer la armonía del Bombé. El vehículo entró en el paseo cuando estaba lleno y obligó a la gente a levantarse. Pero el enfado de algunos se pasó rápido, en parte gracias a los componentes del grupo los "minijacks", que fueron los encargados de animar la sesión vermú con su repertorio de versiones. "No contábamos con tanta gente esta mañana, pero estamos encantados con lo que estamos viendo. Así da gusto tocar", afirma Andy da Silva la mitad de un grupo en el que también toca Sara Rus, su compañera de escenario.