La Catedral ofreció ayer lo más parecido al festival de música de verano para el público más joven que Oviedo no tiene. La mezcla del rock de "Sidecars" y de los "León Benavente", que prometían una descarga adrenalínica a la una de la madrugada, sumado al rap y la presencia de "La Mala Rodríguez", con la plaza a sus pies a las once y media de la noche, hizo que la segunda noche de San Mateo fuera verdaderamente popular y mágica.

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Lo dijo Juancho, de "Sidecars", encargados de abrir fuego ante un público muy joven y entregado, en el tramo final de su actuación: "No se ven cosas así en todas las ciudades, creedme llevamos tiempo rulando". La banda se ganó los galones de grupo consolidado al sostener su propuesta en principio adolescente (algo que funciona viendo el público asistente) con buenos trabajos en lo instrumental, en temas como "Costa da Morte".

El cantante, que acaba de recuperarse de una lesión en la rodilla, se dejó la piel en el escenario, como el resto de la banda, y bajó del escenario visiblemente dolorido, aunque con tiempo aún de atender a fans y hacerse fotos.

El pop-rock de "Sidecars" sólo fue el anticipo de lo que vendría después. "La Mala Rodríguez" desembarcó en el escenario con todo su poder, público algo más crecido, chicas con purpurina en la cara en primera fila, y el tema "Gaitas". Tras él siguió un remix de algunos de sus éxitos, con un anticipo del "Te propongo un trato" y "La Mala" siguió viniéndose arriba de la mano del público.

Los artistas de ayer sudaron la camiseta y se dejaron los restos. Y el respetable no lo hizo peor. La entrega entre músicos y audiencia fue recíproca. En el recital de "La Mala", también las cuatro bailarinas vestidas de blanco desplegaron toda su energía entre beats de techno. Las pistolas de agua utilizadas desde el escenario, el confeti y la purpurina recordaban a los mejores festivales y hacían alargar, al menos durante una noche, el sueño de un verano a punto de escaparse.

Bien entrada la noche, la plaza seguía vibrando con el rap, la electrónica y las pizcas flamencólicas mientras se preparaba para la descarga de rock sin fisuras, al grano y sincero, de una de las bandas salidas del indie patrio que se han puesto más serias en los últimos años, los "León Benavente". Sería la traca final.