San Mateo cambia la ciudad de Oviedo hasta límites que ni nos imaginamos. Cambiamos de hábitos de un día para otro y nuestras costumbres se establecen en una semana como si fueran de toda la vida.

La terraza de La Corte de Pelayo, en la calle Fruela, es durante once meses y medio el lugar donde otear y cotillear. Ha heredado la esencia de los paseos como los Álamos o el Bombé. Se sienta uno allí a ver pasar la vida y sus habitantes, a contemplar el Oviedo de toca la vida. Pero en San Mateo hay otra terraza para ajercer el arte del cotilleo. Sentarse a tomar el vermú en la terraza del Pinón permite ver todo, y de todo, absolutamente de todo lo que pasa en Oviedo. El catálogo de personas y personajes daría para un disco entero de esas enumeraciones caóticas de cantantes y autores como Joaquín Sabina. Conocidos, desconocidos, medio famosos del Oviedín del alma y en ocasiones sorpresas para quien observa y para quien pasa. Es como La Corte o como el Bitácora de Llanes, el mundo que va pasando por delante.