Y si me preguntas por San Mateo, tengo que hablarte de sensaciones. No podría ser de otra forma. Y si me dejas, te cuento mis recuerdos. Es inevitable? ¡Con las palabreras como yo, ya se sabe!

Tanto para los ovetenses enamorados de Oviedo, vivan donde vivan, como para los que transitan sus calles cada día, San Mateo es una fuerza viva que te atrae, te atrapa, te enamora y te colma de emociones, que no por habituales dejan de ser únicas. Es como la fuerza del destino en esa semana gloriosa.

Celebremos que otro septiembre más llega a Oviedo. Es el mes preferido en este lugar. La gente se mueve por la ciudad con dinamismo, tal parece que hubieran sufrido un inevitable alejamiento estival y necesitasen de este cielo para sentirse únicas. Aquí y ahora vuelven a la vida. Personas que se arrullan unas a otras con su sola presencia, calle Uría arriba, calle Uría abajo, Plaza San Miguel, calle Quintana y siempre te encuentras algún conocido, de esos de siempre, por ejemplo Marcial, que hace tiempo no ves y constituye una leyenda viva en el profesorado del instituto Alfonso II.

Entonces recuerdas que tienes un pasado, que se presenta como algo tierno y nostálgico; y ese mismo pasado, hace de este, un momento exultante. No hay ninguna persona a la que esta ciudad no acoja. Esta emblemática ciudad, que te marca con su pronunciado estilo, con ese talante natural que la identifica, y esa clase que la urbe emana desde cualquiera de sus rincones donde se cuadra el viento. ¡Bendito Oviedín del alma!

Septiembre loco, un mes de fragancias cruzadas, corazones partidos y emociones desbocadas. Si al mirar atrás notas la avalancha de un montón de vivencias, recuerdos y situaciones, todas en el mismo segundo, entonces plantéate que ya has disfrutado de gran parte del camino, por lo tanto, disfrutemos ahora de los recuerdos. Y hablemos de los chiringuitos más frecuentados en los ochenta y los noventa: Empezamos por

Pinón Folixa, que era, a mi juicio, de los más innovadores. Allí la música en directo suponía el plato fuerte. Debemos de mencionar también el Topu Fartón, donde comíamos bocadillos de calamares y tomábamos alguna botellina de sidra. Y por último, referirnos al Rincón Cubano, famoso por sus ritmos y sus mojitos, enseña de las fiestas desde hace más de treinta años.

Toda esa semana deja su impronta en nosotros y no podemos por menos que hablar de los grandes conciertos que ha vivido la ciudad: Elton John, "U2", Michael Jackson, Julio Iglesias, "The Beach Boys" y un largo etcétera de grandes artistas que nos han deleitado en la plaza la catedral, la plaza del Paraguas, o quizás la plaza de toros.

También nos hace eternos el Día de América en Asturias porque supone un entrañable y emocionado homenaje de la ciudad a los que cruzaron el Atlántico en busca de una vida mejor y volvieron convertidos en indianos. Antes, esta fiesta, del día 19, era conocida como Las Carrozas.

El 21: San Mateo, el bollu preñau, el vino y el parque San Francisco aparecen en mi recuerdo, con un color gris perlado, como el eco de viejas sensaciones, y entonces siento que todavía estoy viva. Siempre había guardado como un tesoro la extraña y reconfortante sensación de pertenecer al grupo de mis amigos, la mayor parte de ellos en aquel tiempo, atletas de la Universidad de Oviedo, y encarar el mundo como miembro de aquella tribu resultaba agradable. Entrenar temprano, hacer cola para recoger el bollu, y después la vida se pintaba de color azul. Entonces adapto las palabras de William Blake para resolver mis necesidades y os aseguro que vivir el instante puede permitirnos tener el infinito en la palma de la mano.

¡Querida ciudad! A estas alturas ya sabes que siento por ti amor del bueno y si me dejara llevar por el deseo con la misma inocencia que me dejo llevar por la memoria, te ofrecería algo más original que mis recuerdos: te brindaría todas las soluciones que necesitas, porque a causa de este frenesí todo parece posible, y es que San Mateo nos inunda de buenos recuerdos y ganas de vivir.

¡Bendito Oviedín del alma, tú haces buenas las palabras de García Castillo: Bello es lo que uno ama!